Desayuno con diamantes

José Fernando Pérez

Y vamos por la quinta

Se levantan nuevas dudas, dudas que no tienen que salir, porque el agua es agua, y la mierda es mierda

El quinto día de la semana. Comienza el desembarco de novedades. Algunas esperadas, pues después de más de un año ya los guiones se repiten y no existe posibilidad de variaciones de las mismas letanías.

Hay un muro de hormigón armado, y por más que se intenta atravesar, cualquiera llega con esa fuerza inusitada que da el desprecio y la mentira y repara el mismo.

Siendo muchos los cansados y hastiados a estas alturas, se empieza a dudar de las corduras de determinadas situaciones y obras caricaturescas. Son cuestiones que asombran manteniendo la tensión, retorciendo la realidad para adaptarse a unos deseos oscuros y egoístas. No se encuentra el eco que se esperaba sino una reverberación, que poco a poco suena a crujidos, bufidos y resoplidos.

Es rechinar de dientes, bamboleo de rótulas, y cambios de posturas. Son las formas que se advierten cuando se empiezan a entender lo que realmente pasa y lo que se manipulaba.

Divergencias. Se vuelve a retomar el tema, por enésima vez a la octava potencia. Se solicita, otra vez, cautela, paciencia, genuflexión y comprensión.

Es una cuestión de mediación imposible si una de las partes se niega a negociar nada. Perniciosa actitud. Una salida honrosa y pactada, teniendo en cuenta que la situación es tan insostenible y las pruebas tan abrumadoras. La zanja cavada empieza a llenarse de su próximo inquilino.

No hay agujero donde caer, pues hasta el momento, ni eso se ha podido plantear. Si se ha de caer que sea de pie, defendiendo lo hecho y lo conseguido.

Aún así mantengamos si se puede la convergencia, mientras el futurible sea divergente. Una dirección y dos sentidos. Surgen los primeros embates, las primeras dudas que resolver. Se recitan versos sobre el desorden en un cabaret para una guillotina de acero albaceteño.

Se desenreda la espiral, y algunas púas se sortean. Se converge, que ya es algo y se fulmina lo conseguido a las pocas horas. Contagia la desilusión, por razones totalmente ignotas. Concepción, planteamiento y ejecución no es el trío esperable a estas alturas.

Se levantan nuevas dudas, dudas que no tienen que salir, porque el agua es agua, y la mierda es mierda. Se duda, se duda mucho…se rompe todo en mil pedazos.

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