A donde vas, mantero

Cómo se puede ver, estimado lector, el discurso da para mucho más que para un negro sí o negro no

Es cierto que la polémica de los manteros o de la inmigración estas últimas semanas han tenido mayor visibilidad en los medios de comunicación -es lo que tiene el verano que, a falta de noticias, habrá que crearlas- y que sin duda ha perjudicado a un sector de la población débil, con menos capacidad y representación social. Por motivos obvios, la situación inusual de este colectivo hace que no se tengan la representación jurídica y social que se merece, estando a la intemperie de las especulaciones y de los intereses de uno y de otros. Y es que la responsabilidad de liderar ciertas actuaciones acarrea lo que acarrea. Cuando se toman decisiones buscando la oportunidad o cuando se legisla a ton ni son es lo que produce: una ruptura social. Y, en este caso, es la xenofobia y el racismo lo que está en juego. Es la penalización y el castigo a unas personas que lo único que han hecho es nacer en un lugar y en un momento concreto. Así pues, junto con la intolerancia, dos elementos más populistas, como la identidad o la lucha de clases, toman su espacio en el imaginario social que, como moneda de cambio y según en qué momento de la historia se emplee, se podrá obtener al monstruo u otro espécimen que nos haga avergonzarnos de lo miserable a lo que puede aspirar la humanidad.

Evidentemente, no voy a utilizar este argumento para crear demagogia o irme al discurso fácil, pero lo que sí está claro es que tenemos un problema. Disculpad, quise decir, tenemos muchos problemas. Y el primero pasa por el control de los recursos públicos. Su transparencia, su servicio y su finalidad. La integridad de aquellos que tienen acceso a las cuentas públicas. Trabajar el concepto de ejemplaridad-un proceso hacia la administración ética y moral-, que no lo ejemplar -lo absoluto-, por que no existe.

Y siempre que la gestión de un Estado este basada en parchear y poner remiendos para ir tirando, nunca tendremos la solución más idónea para atajar el problema de base que, en este caso, es la venta ambulante, donde no sólo nos encontramos con las mafias que están detrás (de ambos), sino que también tenemos que atender a los empresarios que cumplen la legislación, así como la intervención en el espacio, ofrecer garantías al ciudadano, al trabajador y al autónomo. Cómo se puede ver, estimado lector, el discurso da para mucho más que para un negro sí o negro no. El inconveniente de fondo da para mucho más que para un simple, manteros sí o manteros no.

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