La tapia del manicomio

A dos velas

Cuando nuestra II República la abstención de los anarquistas trajo el bienio negro y, finalmente, la guerra

Onos pone nuestro señorito la columna los martes o cada vez que nos ponemos a hablar de resultados de elecciones tenemos que hacer de profetas y jugarnos el bigote. Y en esas estamos esta semana, por la cochina manía de hacer las elecciones en domingo. Ayer (mañana mientras escribimos) los franceses votaron a su nuevo presidente. Como usted, lector, ya sabe quién ha ganado, le ponemos a continuación tres párrafos, elija ud. el que cuadre con la realidad y sáltese los otros.

A. Victoria amplia de Macron. Por una vez las encuestas han acertado y el centrista ha sacado el doble de votos que Le Pen. Se ve que las empresas de demoscopia, o le han dedicado una novena a Santa Rita, patrona de los imposibles, o han renovado totalmente sus plantillas y sus algoritmos, palabro tan de moda que quiere decir "aplica la fórmula establecida y no te pares a pensar". Viene a ser como los "protocolos" de los médicos, que es lo que usan en vez del ojo clínico. Aciertan poco, pero tienen la ventaja de que no van a la cárcel por fallar el diagnóstico: ¡Ah, yo he aplicado el protocolo! En fin, que hurra por los encuestadores, por los franceses y por Juncker.

B. Macron gana por poco. El suspiro de alivio de los citados franceses y buena parte del resto de europeos, incluido Juncker, se ha debido de oir hasta en la casa de Trump (no la Casa Blanca, sino donde le tocara jugar al golf este finde). La felicitación, sin embargo, no se puede extender en este caso a los de las encuestas. Han fallado de nuevo, perniciosa costumbre que han adquirido recientemente y no quieren soltar.

C. Ha ganado Le Pen. Nos entran ganas de escribir: "apaga y vámonos", dar por finalizado el artículo y largarnos al exilio, aunque sea interior. Pero antes nos vamos a permitir el lujo de llamar gilipollas a los izquierdistas -perdón, "gauchistes"- que se han abstenido olímpicamente por consejo de Mélenchon.

Es una vieja costumbre que tienen: cuando nuestra II República la abstención de los anarquistas trajo el bienio negro y, finalmente, la guerra. Muchos de Podemos también se han expresado en esta línea antes de las elecciones francesas (y en algunas de las nuestras). Como se ve que leen poco menos que nada, no les sirve de lección la Historia. Y ahora nos toca jorobarnos a todos. ¡Enhorabuena, Mélenchon!

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios