Mientras el mundo gira

Andrés Caparrós

La ventana y el espejo

A mediados de este septiembre la ventana del mundo muestra un panorama de predominante confusión, todo es incertidumbre

A NTONIO Muñoz Molina me dijo una vez que los andaluces hemos aprendido y practicamos la cultura del gozo por la vida, que sabemos por nuestra historia para qué sirven las ventanas y los espejos.

Ahora que la necesidad nos obliga al aislamiento, entretenerse en mirarnos en ellos puede ser una buena idea para aligerar la pesadumbre. Porque entre tantas incógnitas como querría desentrañar nuestra curiosidad, ver más allá de lo que nos muestra una ventana o más adentro de lo que nos dice un espejo al mirarnos, es caminar hacia la comprensión de los demás y hacia la evolución y comprensión de nosotros mismos. Conviene aplicarse a lo uno y lo otro, asumiendo que ningún ocaso es igual a otro, ni ningún amanecer. Que cada día viene con su código de barras, con su huella intransferible. Y que lo mismo ocurre con cada persona. El día que se va nos deja su balance de desalientos y el día que viene lo hace con nueva energía y una cierta noción de esperanzas.

A mediados de este septiembre la ventana del mundo muestra un panorama de predominante confusión, todo es incertidumbre, la Covid 19 quebranta a toda la humanidad. La tierra entera es escenario donde se rueda una película de suspense angustioso. Entre nosotros, en España, el epidemiólogo asesor del Presidente de Gobierno ha aparecido de pronto, por fin, y ha dicho que no disponemos de conocimientos suficientes para saber cuál va a ser la situación sanitaria hasta que llegue la vacuna, cosa que ocurrirá quién sabe cuándo y quién sabe adónde.

En paralelo, la situación política, con un Pedro Sánchez permanentemente dubitativo, tanteador de apoyos que sirvan a su propósito de mantenerse en el poder veinte años más, no decide si acepta el apoyo de Arrimadas o, ante las amenazas de Rufián, lo descarta.

"El poder corrompe. Y el poder absoluto corrompe absolutamente", dijo Alfonso Guerra. Quizá no sea verdad que Sánchez busca el poder absoluto. Pero apunta maneras. Habría que preguntarle al espejo en que se mira cada noche y cada maña. Aunque tal vez ese sea vano intento; porque como cantó Camarón: "el espejo en que te miras te dirá cómo tú eres. Pero nunca te dirá los pensamientos que tienes"

¿O sí?

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