Si alguien sigue esta columna (gracias, quien quiera que seas) podría llegar a pensar que soy alcohólico, mi padre tiene un bar o soy facha, dado todo lo que menciono a la hostelería. Vincular defender la reapertura de los bares y el fascismo es algo reciente, aunque no extraño, pero se ha conseguido ampliar la definición de facha hasta un nivel tal, que hoy tenemos más fascistas aquí de los que había en Italia en los años treinta.

De todas formas, se veía venir. Los camareros no gozaban de buena fama entre lo más granado del activismo sedentario -el de las redes- Una mujer fue con un amigo a tomar algo y ¿qué creen que ocurrió? el camarero le puso la cerveza a él y la cocacola a ella. Bueno, bueno, para que quieres más. ¿Por ser mujer no tenía derecho a entregarse a la bebida? Todo ello le provocó una profunda angustia emocional aliviada, en parte, por los cientos de retuits de la foto de la tragedia. Mas como las desgracias nunca vienen solas, alguien descubrió que la víctima había dejado su mascarilla boca abajo sobre la mesa, haciendo como de cuna para su iphone 11, con el mal ejemplo que supone para niños y adolescentes que quisieran tomar cerveza sin mascarilla. Se produjo una reacción contra ella que solo se aplacó cuando prometió no volver a criticar a camareros salvo que fueran cisgénero.

Total que sí, sigo obsesionado. Si la semana pasada comentaba que en otros países hay problemas para encontrar trabajadores y lo están solucionando subiendo el sueldo (lo que en principio parece una idea agradable) ahora he leído que el dueño de un hotel inglés ha tenido que ponerse a fregar personalmente. El drama no está en lo de fregar, sino en la razón: no hay trabajadores.

¿Pasará aquí? Bueno, la recuperación de la actividad -a la vez- podría suponer algún problema para encontrar trabajadores, pero es difícil que se traduzca en incrementos de sueldo, porque, no olvidemos, nuestro país parte de malas condiciones en el ámbito laboral. Hay más desempleo estructural (en nuestra provincia, por ejemplo, el paro solo bajo del 10% unos meses en 2015, ahora está en el 17,14%. En otros países la tasa de paro estructural se sitúa en el 2%) y más temporalidad. ¿Se soluciona esto cambiando unas frases en el BOE, una nueva reforma más que añadir a la legislación laboral? Yo lo dudo, pero se acerca el verano, dejemos que pase la pandemia y ya pensaremos sobre ello en la próxima crisis.

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