La verdad contra el problema

¿La verdad es más importante que resolver los problemas racionales? ¿Aceptaríamos una verdad que no fuese racional?

Esta semana ha fallecido Larry Laudan. Para algunos fue un gran filósofo pero para otros fue el que dejó cuestiones impactantes en el contexto de la filosofía de la ciencia. De lo que más se habla estos días es sobre la diatriba que enfrenta a la verdad contra el problema. Según el filósofo, la ciencia no busca la verdad sino la renovación de la concepción racionalista de la ciencia: esto es que persigue resolver problemas racionales de forma más efectiva cada vez, antes que buscar la verdad. Si la verdad no es racional o se presume como no racional no se acepta por la ciencia. Para aceptarse tal verdad debe poder ser planteada como un problema racional del que si se ambiciona una solución. Sin duda esto abre muchos debates y reflexiones al respecto. Laudan criticó fuertemente al relativismo y al realismo, porque deseaba cambiar las conciencias. La idea clave es la de progreso contra evolución racional; la de un desarrollo del saber frente a una evolución de las soluciones comparativas de los problemas científicos. Si de verdad el conocimiento sigue la idea de un progreso debían cambiar algunas cosas. Su propuesta era un nuevo racionalismo atemperado por un cierto naturalismo, y con esto proponía un modelo un tanto más moderado al imperante donde el progreso prevaleciera sobre el de la evolución racional. No podemos olvidar que era filósofo y que la filosofía no defiende un modelo concreto de verdad sino que plantea diferentes modelos, ya que ambiciona a encontrarla más allá del relativismo actual donde se encuentra instalada. En cierta forma la filosofía no es determinista, como si ha podido serlo la ciencia a lo largo de su historia, o como también ha podido serlo la religión. El indeterminismo es otra de las claves para luchar por una idea de progreso contra una de evolución racional, o para ambicionar a una verdad contra la idea de una resolución de problemas. Las cuestiones que planteó este filósofo son de tanto interés que hay que recordarlas ahora en el final de su vida, porque son realmente su legado. Hoy tenemos que hacer memoria de Laudan y de su grandeza intelectual, y a la filosofía porque sigue siendo la herramienta para acercarnos a cuestiones tan profundas y necesitadas de argumentación como estas: la verdad, el problema, el progreso, la evolución racional. La verdad, como siempre, sigue marcando nuestras vidas.

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