El viajante

¿Cuál es el grado correcto de deslealtad a partir del cual el dinero afluye a nuestras arcas?

El señor Torra se ha ido a los USA, con cargo al erario público, para decirle al pueblo americano que España es un estado un poco franquista. Esto lo ha dicho en la Fundación Martin Luther King (pobre don Martin, colonizado por un racista de Gerona), y antes en la universidad de Stanford, donde pronunció su conferencia en inglés, recordándonos aquella maldad de Ortega, que sostenía que Madariaga era tonto en cinco idiomas. ¿Y qué ha hecho el Gobierno de España ante semejante provocación? Pues, de momento, y llevado por la ira, don Pedro Sánchez le ha aumentado el presupuesto a la comunidad que regenta, es un decir, don Quim Torra. Siendo lo cierto que el PSOE andaluz, para no ser menos, invitó a rodear el hospital de las Cinco Llagas durante la investidura del señor Moreno.

¿Por qué el mismo partido que premia la deslealtad de un president racista y autocrático se arroja a la censura preventiva del futuro gobierno andaluz? Una explicación -poco plausible, la verdad-, es que la cesantía política les haya impulsado, de alguna forma, a un activismo desaforado y melancólico. Otra explicación, no menos arbitraria, es que en el PSOE quizá consideren más razonable al señor Torra que al señor Moreno, lo cual nos llevaría a una pregunta, sin duda fruto del rencor, un rencor que aflige a los españoles desde los días felices del Vifredo el Velloso y don Fabila: ¿qué tienen que hacer el resto los españoles, los extremeños sin ir más lejos, para ser tratados como catalanes? ¿Cuál es el grado correcto de deslealtad, a partir del cual el dinero afluye a nuestras arcas? ¿Qué tipo de indignidades son tolerables (ya sabemos que la xenofobia es una de ellas) para ser una comunidad como dios manda? El superior criterio del señor Sánchez nos mantiene a oscuras respecto de tales cuestiones. Pero uno se pregunta y se pregunta, y no alcanza a comprender el silencio sagrado de la esfinge.

¿Quiere esto decir que el Gobierno del señor Moreno es malo per se, antes de adoptar medida alguna, mientras que el Gobierno del señor Torra es bueno en sí mismo, a pesar de lo que diga y lo que haga? ¿Debe el señor Moreno, para ser un verdadero hombre de Estado, hablar de la España franquista que oprime al pueblo andaluz desde los días crepusculares de Boabdil? ¿Deben los españoles, en fin, deplorar todo aquello que los une para lograr una exigua ventaja? El señor Torra, como viajante experimentado, así lo indica. Y nada nos invita a pensar que esté equivocado.

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