La vida de otro

Robar la vida a otra persona no implica saber vivirla; la mediocridad acompaña al ladrón donde vaya

Parece muy literario tejer una historia sobre los individuos que viven la vida de otras personas, sin embargo es algo más real de lo que parece. Por desgracia existen personas, que valiéndose de las conjuras y las trampas, logran arrebatar inmerecidamente la existencia de otros más honestos. Además este horror se desarrolla en el contexto menos adecuado: en uno donde se gestiona el futuro de los demás, la educación. A la vista de lo acontecido en los últimos meses a las masas de opositores y de sus reclamaciones públicas, multitudinarias, sobre las irregularidades en los procesos selectivos, y por lo que viene a decir la Vox Populi, se aprecia con claridad dos tremendos acontecimientos: el primero de ellos atañe a los seleccionadores, ya que no todos son lo que fueron ni lo que deben ser, más bien no son seleccionadores para la igualdad el mérito y la capacidad. Eso dicen por ahí. Pero sobre ellos hay poco que argüir: la justicia caerá sobre los casos donde se aprecie desarreglos legales, diríase corrupción. Ya está sucediendo. No obstante, a mí me interesan más los seleccionados: los ahijados. Los describiría como personas sin capacidad para brillar por si mismos que necesitan el apego de una conjura para arrebatar la existencia profesional a otro. Puestos así sería algo como "La conjura de los necios" (gran libro). Y estos se encuadran perfectamente en el concepto de mediocridad: seres con incapacidades manifiestas que compensan con una gran dosis de egoísmo y memoria selectiva (tal vez trastorno de personalidad). Pues a ellos va dirigido este artículo: nunca deben olvidar que están viviendo la vida de otra persona más capaz; que han creado familias desestructuradas por su inmoralidad; y que cuando tengan problemas profesionales deben entender que sucederán porque robar la vida a otro no significa saber vivirla. Su mediocridad irá allá donde ellos vayan. Es muy triste que en el sector profesional más noble de un país, la educación, pasen estas cosas, pero es más triste aún que quien ostenta poder no haga nada para evitarlo. En eso se diferencia este país de Finlandia donde ser profesor, maestro, o educador, es la profesión más valorada y donde más se exige desde lo público. Allí es imposible que pase el filtro un mediocre a través de una conjura que como he dicho antes se me antoja una conjura de los necios. Obviamente valoran su futuro.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios