Metafóricamente hablando

Unos que vienen y otros que se van

Estaba perplejo, el año había terminado con una noticia que debía haber conmocionado al mundo y sin embargo pasó casi desapercibida, podría decirse que entre un gris oscuro y un negro. Resulta que, de una cifra superior a mil trescientos millones de católicos que celebraban el nacimiento de Jesús por estos días, a pocos les importó que el Sumo Pontífice, el "Vicario de Cristo en la tierra", hubiese subido a los cielos un 31 de diciembre, sin pena ni gloria. Todavía le temblaban las manos antes de encender la televisión, por miedo a que saliese de nuevo la vida y milagros de la Gobernadora Suprema de la Iglesia Anglicana. Durante días y días todos los medios de comunicación, sin excepción, nos bombardearon con cada uno de los pormenores del regio entierro. Visitaron la capilla ardiente los vivos y los muertos, creyentes y ateos, ingleses y extranjeros…, a pesar de que todos sabían que la única diferencia entre esta Iglesia Católica, Apostólica y Romana (de la que el Papa de Roma es su más alto representante) y la Anglicana, no fue más que un rey sanguinario, uxoricida reincidente y sin escrúpulos. Aquí, sí que podrían habernos ilustrado los medios de comunicación, y haber hecho una revisión histórica en clave de género, pensó que habría sido muy interesante conocer como ha pervivido esta Iglesia en el siglo XXI, siendo su más alta representante una mujer. Pensó que si se hubiese hecho este tipo de investigación con mirada crítica, habría sido más atractivo que repasar la vida de la mujer, que durante casi un siglo ha regido la mayor potencia colonial contemporánea con mano de hierro, pero… un bonito entierro es algo que gusta a las masas, sobre todo cuando los circos romanos hace siglos que decayeron. Volvió a su país, donde más de la mitad de su población se confesaba católica, qué había pasado para que los medios invisibilizaran un hecho histórico para millones de creyentes? Pensó que todo tenía su explicación, no es igual el día 31 de diciembre, fecha en la que los católicos, tranquilos ya porque el niño Dios reposaba en su pesebre, esperando los regalos de los Reyes y rodeado de pastorcillos, que el día 8 de septiembre, en el que se habían acabado las vacaciones y las cervezas en los chiringuitos, y las gentes no tienen otra cosa mejor que hacer. Además, no es igual ser una reina-papisa, que Papa emérito. Los católicos tenían otro Papa de repuesto, y los anglicanos solo a Carlos…, ahí lo dejo! -se dijo a sí mismo, en un ataque de risa incontenible. Miró el reloj y se dio cuenta de que empezaba la cabalgata de los Reyes Magos, no podía faltar a ella, ya era un clásico ir a romperse la crisma para coger algún caramelo, y eso no se lo perdía por nada del mundo. Mientras se vestía se preguntó si ya habrían enterrado al Papa Benedicto, o lo dejarían para cuando quitaran el Belén.

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