¿Quién vigila a la pública?

La televisión pública requeriría que hubiera un equilibrio igualitario entre los partidos existentes

Describen a la televisión pública como necesaria e independiente. Esto se podría interpretar como que la sociedad requiere de un medio de comunicación que, con absoluta seguridad, contara los hechos tal y como han sucedido. Sería vital tener periodistas íntegros, libres, que investigaran la notica y contaran la realidad. Cuando la pública se define como "independiente" podemos deducir que las cadenas privadas pueden no serlo al estar financiadas por intereses privados. El dinero que se invierte sería el causante de que se dijera lo que más le interesara a sus accionistas. El sueño de muchos periodistas es, primero, trabajar, tal y como está de delicada la situación en el sector. Es posible que la cadena para la que labre le presione viendo amenazado su puesto. La televisión pública requeriría que, tanto en las direcciones como en las redacciones, hubiera un equilibrio igualitario de los partidos existentes. Que en sus equipos hubiesen periodistas de cada uno de los partidos al objeto de que se vigilasen los unos a los otros para no permitir que se publicara una noticia sectaria que se contradijera como absoluta verdad. Con ello se evitaría el adoctrinamiento y la falta de democracia. El espectador tiene derecho a su libertad. Dentro de las cadenas hay periodistas de todo tipo: los hay independientes, de izquierdas, derechas, más o menos extremos y otros que hacen "negocios". Se delataría quien al llegar a la presidencia del ente empezara a cambiar a los directivos de antena, de programas. Dentro de la televisión pública habría un número elevado de funcionarios a los que sólo les interesaría subir peldaños, ganar pluses y trabajar lo menos posible. Unos pocos tiran de la cadena frente al resto, ocioso. Hay quienes utilizarían sus posiciones de poder para contratar a productoras "amigas" que les pagasen, bajo manga, el sobre a cambio de producciones. En esta profesión parece que sobreviven los amigos de. Sea en lo público como en lo privado. Llegado el cambio iría al ostracismo, eso sí, bien untado. No sólo hay que poner la lupa en cómo se hacen los informativos y sobrevivir a la injerencia de la política, y lo sindical, también quedaría por investigar los supuestos negocios soterrados de directivos que saldrían beneficiados por colocar a productoras amigas a cambio de una buena remuneración económica ¿Quién vigila a la pública?

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