A dos metros

Ricardo Alba

El voto de mi nieta

Desde la altura de un Dron la fotografía dice mucho: que están hasta el gorro de esquilmadores...

Mi nieta mayor, ¡¡¡por Dios, cómo pasa el tiempo!!!, votará por vez primera en unas elecciones, las autonómicas de Madrid el próximo día 4. Está emocionada e ilusionada, son sus primeros pasos en la participación democrática. Con la pandemia a cuestas hace un siglo que no nos vemos físicamente, lo suplimos con la pantalla y dedicamos ese tiempo a comentar asuntos de la familia, de sus estudios y otras particularidades que no vienen al caso. Quiero decir de este modo que no hablamos de política.

Mi nieta mayor tiene la cabeza bien organizada. Sabe perfectamente lo que quiere y cuál es su meta. Para ello no escatima esfuerzos en su dedicación a los estudios y alterna sus escasos ratos de ocio entre encuentros con amigos y enseñar a jóvenes que no han tenido sus mismas oportunidades. Apenas ve televisión, su canales de comunicación son muy diferentes a los míos tanto en contenidos como en tecnología. Supongo, por tanto, que no es ajena a todo lo que sucede en este mundo, más bien al contrario la presumo perfectamente informada. Por otra parte, en su casa y en la mía no existen censuras, lo que se pregunta obtiene respuesta.

Mi nieta mayor no es muy distinta a millares de jóvenes de su edad y parecidas circunstancias. Sirva este preámbulo al objeto de afirmar primero que los jóvenes, en su gran mayoría, no son apáticos y, después, intuir qué les importa de la política porque el panorama al que se asoman no es muy estimulante que digamos. Desde la altura de un Dron la fotografía dice mucho: que están hasta el gorro de esquilmadores de ilusiones, de esperanzas, de futuro, que andan hartos de guirigay y blablablá.

Por abordar un tema que sí afectará directamente a mi nieta y a las nietas de millares de abuelos, detengámonos en la igualdad entre hombres y mujeres. El voto de mi nieta el próximo día 4 en Madrid tendrá el mismo valor que el de un hombre. Desafortunadamente, una vez depositado el voto finaliza la paridad. A partir de ahí, mi querida nieta mayor, equípate lo mejor que puedas porque aun así habrás de hacer frente a discriminaciones por cuestión de género.

A ver, el asunto es que mi nieta mayor votará por vez primera y me temo que estoy saliendo del carril. Como anotación a pie de página, quisiera decirle a mi nieta mayor que cuando introduzca el voto en la urna incluya un mínimo recuerdo a aquellas mujeres que trabajaron para que la mujer obtuviera este derecho.

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