República de las Letras

La voz de su amo

Se ha demostrado que a Pedro Sánchez le da miedo ser de izquierdas. El futuro del PSOE, comprende él, está en el centro

Como aquella productora de discos de los años 50, cuyo logotipo consistía en un perrito que, meneando la cola, centraba toda su atención en la bocina de una antigua gramola, Pedro Sánchez ha seguido los consejos de sus amos, los que condonaron a su partido una deuda de 40 millones de euros y los que le exigían desde sus despachos que con Iglesias no, y ha llevado al país a otras elecciones generales. Y es que tenemos los políticos que nos merecemos. En cuanto pierden la mayoría absoluta ya no saben hacer política. Lo políticos españoles son gente mediocre que no saben negociar ni dialogar, como se ha demostrado en estos cinco meses de empantanamiento y parada de la vida pública. No saben ceder, no saben que negociar, en política, es saber renunciar a una buena parte de las propuestas iniciales, incluso la de encabezar la lista con el líder propio, que fue lo que descolocó definitivamente a Pedro Sánchez, que esperaba el enrocamiento de Pablo Iglesias y se encontró con que el de Unidas Podemos se apartaba voluntariamente. Este momento fue clave: a partir de ahí quedó claro que Pedro Sánchez quería elecciones. Y las quería desde el principio. Cinco meses perdidos, mientras los dependientes -por ejemplo- no recibían las ayudas y el Pacto de Toledo -otro ejemplo- no resolvía el futuro de las pensiones.

Se ha demostrado también que a Pedro Sánchez le da miedo ser de izquierdas. El futuro del PSOE, comprende él, está en el centro, sobre todo ahora que ese espacio político está vacío tras la deriva de Rivera hacia la derecha. El centro es Europa, es Trump, es la CEOE, es la banca, es el ÍBEX35, es no tener problemas. No es el progreso, pero es lo confortable. También es la Ley Mordaza, el deterioro de las pensiones, la peor Educación de Europa según los sucesivos informes PISA…; es la permanencia de la reforma laboral de Rajoy, los contratos precarios, el abuso de los empresarios -de los malos empresarios, preciso-, la dificultad de conciliar y por tanto tener hijos y por tanto la contribución al envejecimiento de la población…; es el deterioro del medio ambiente, la xenofobia, el machismo…; es la evasión de capitales, el fraude fiscal, el abuso de la banca… Es, en definitiva, todo lo contrario de la izquierda. Esa situación exigía un compromiso económico, social y político que el PSOE, atento a la voz de su amo, en el momento histórico ya no es capaz de asumir.

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