Aprender a desescalar

Igual que la sociedad aprendió a confinarse y teletrabajar, ahora toca aprender a desescalar evitando un nuevo y nefasto rebrote

Las seis provincias andaluzas que entraron ayer en la fase 1 de la desescalada vivieron una jornada absolutamente novedosa y no siempre ejemplar. Así, se pudo ver cómo en algunos negocios de la hostelería, principalmente, no se respetaron las normas básicas de distanciamiento social, algo que hasta la fecha se ha demostrado que es el arma más eficaz para combatir al coronavirus, al menos hasta que se termine de descubrir una vacuna o un tratamiento de alta eficacia para la enfermedad Covid-19. Los empresarios hosteleros deben ser conscientes de que estamos en una carrera de fondo en la que hay que ir dando los pasos con suma cautela. Es ingenuo y absurdo pretender recuperar lo mucho que se ha perdido en unas pocas jornadas. Por eso se debe poner todo el celo en que se cumplan las normas impuestas por las autoridades sanitarias, que no son el producto de la obcecación o la insensibilidad hacia los empresarios, como se ha dicho, sino formas de eficacia contrastada para evitar más contagios. Por su parte, las autoridades municipales, que son las que velan a pie de calle para que se cumpla la normativa de la desescalada, deben ser conscientes de que estamos en los primeros días de la desescalada y que no deben añadir, dentro de lo posible, mayor zozobra a un gremio que, como tantos otros, no está pasando sus mejores momentos. En estas primeras horas es mejor acudir a la pedagogía y la información que a la sanción.

Una parte importante de la responsabilidad la tenemos todos los ciudadanos. Es comprensible que tras tantas semanas de encierro en casa, sin poder ver y tratar a amigos y familiares, haya ahora una cierta euforia y una necesidad de contacto social. Pero mal haremos si facilitamos un nuevo brote de coronavirus que nos vuelva a encerrar a todos en nuestros domicilios, sin hablar, claro está, del coste en vidas. En este sentido, las normas dictadas por las autoridades y difundidas ampliamente por los medios de comunicación profesionales y solventes, son muy claras y todos debemos esforzarnos en cumplirlas. En resumen, podemos decir que, al igual que toda la sociedad española tuvo que aprender sobre la marcha a confinarnos y aplicar asuntos tan novedosos como el teletrabajo, ahora toca lo contrario, aprender a desescalar para que, cuanto antes, podamos volver a una normalidad lo menos mediatizada por el coronavirus. Éste es, evidentemente, un camino que deben recorrer juntos sociedad y autoridades, con flexibilidad, pero también con respeto a las normas sanitarias. Bajo ningún concepto podemos dar un paso atrás.

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