Ciudadanos y su rectificación tardía

El levantamiento del veto al PSOE por parte de Albert Rivera sitúa a Cs de nuevo en su espacio político natural, pero no evita el 10-N

Albert Rivera anunció el pasado sábado que Ciudadanos (Cs) ha levantado el veto que desde la anterior campaña electoral, la de los comicios celebrados el pasado 28 de abril, puso a Pedro Sánchez y al PSOE, y que mantuvo durante la investidura fallida de julio que precipitó el pasado 24 de septiembre la disolución de las cámaras y la convocatoria de nuevas elecciones para el 10 de noviembre. El resultado de abril permitía formar un Gobierno muy estable mediante un acuerdo entre la primera y la tercera fuerza. PSOE y Cs sumaban hasta hace dos semanas 180 diputados, lo que suponía una holgada mayoría absoluta. Se hubiese tratado, además, de un pacto entre fuerzas inequívocamente constitucionalistas y moderadas. Por ello ese pacto fue reclamado insistentemente desde distintos ámbitos sociales y económicos -también desde estas páginas- para que ambos partidos articularan una fórmula de Gobierno para España. El diálogo entre ambos partidos, que ya habían ensayado un pacto de gobernabilidad en Andalucía desde 2015 a 2018, fue imposible porque Cs y su líder se negaron siquiera a explorar esa posibilidad. Un Rivera con un discurso mucho más duro de lo habitual se negó incluso a verse con el presidente y calificó al PSOE y a los socios que alternativamente le podían quedar como "la banda de Sánchez". Apenas unas horas antes de que expirase la segunda legislatura fallida en cuatro años, Rivera lanzó una propuesta, pero ya sin tiempo viable para que prosperase: la disolución de las Cortes y la automática convocatoria electoral eran ya inevitables. Ahora, en la precampaña del 10-N y con las encuestas anunciando un importante retroceso de sus expectativas de voto respecto al resultado obtenido en abril, Rivera levanta el veto y se abre a negociar con los socialistas si son la fuerza llamada a gobernar. El giro llega tarde para evitar las elecciones -y, por tanto, queda a expensas del resultado para ver si PSOE y Cs suman una mayoría tan estable como la que tenían, y que los sondeos no anticipan- y tras haber causado una honda fractura en el seno del partido naranja con destacadas bajas en su militancia y su dirigencia. Pero al menos la opción de que Cs negocie tanto a su izquierda como a su derecha el establecimiento de mayorías devuelve al partido de Albert Rivera a su espacio político natural. Los españoles tienen en sus manos la nueva configuración de las cámaras y esa voluntad colectiva expresada individualmente en las urnas decidirá si este cambio también llega tarde, o no, para articular una mayoría estable para un Gobierno moderado alejado de los extremos y del rupturismo nacionalista.

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