Una EPA que certifica la destrucción de empleo

Andalucía acumula 254.000 inactivos más, una cifra que se ajusta más al alza real del desempleo que los 48.200 parados menos que contabiliza el INE

La Encuesta de Población Activa (EPA) publicada ayer por el Instituto Nacional de Estadística supone para Andalucía un motivo de honda preocupación: la pandemia ha destruido prácticamente 200.000 empleos en la comunidad autónoma (198.100 ocupados menos, para ser precisos). Sin embargo, el dato de parados según esta fuente estadística, que es el método que Europa sigue -más que el registro en las oficinas del Servicio Público de Empleo (SEPE), el SAE en el caso andaluz-, disminuyó en 48.200 personas. Este doble descenso de los ocupados y de los parados es aparentemente contradicotirio y motivo de confusión, porque lo que certifica la EPA es que la crisis generada por el coronavitus está destruyendo empleo, esos 200.000 de Andalucía que se elevan a más de un millón en toda España. Si ambos bajan es por un efecto estadístico fruto de la metodología con la que se elabora la encuesta, que considera que quien ha perdido el trabajo en marzo o en abril no podía buscarlo por efecto del estado de alarma y lo excluye de la contabilización de los desempleados. Pero la realidad es tozuda, y esas personas se han quedado sin trabajo. Lo demuestra también que Andalucía acumula 254.000 inactivos, una cifra insólita y que se ajusta más al alza real del paro. La encuesta tampoco cuenta como parados a los empleados que estén sujetos a un ERTE de jornada completa y que, por tanto, no están contribuyendo en el tejido productivo, sino que perciben un subsidio de protección del desempleo. Igual ocurre con la parte proporcional de los empleados en ERTE con recorte de jornada. La propia Junta de Andalucía enfatizó ayer el equívoco y evitó cualquier triunfalismo sobre la superación de la crisis. La región tiene en el sector servicios, en el turístico para más señas, un pilar de su economía y su mercado laboral está muy afectado por la temporalidad, lo que genera la destrucción de empleo que sí mide la EPA con el brusco descenso de ocupados. Son datos que los poderes públicos deben tener muy presentes para sostener las medidas que han permitido que la sangría por la pandemia no sea mucho peor. Unir esfuerzos y apoyar a las empresas es la única forma de recuperar el empleo perdido y mantener el que aún existe.

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