Europa-EEUU: un diálogo necesario

La UE tendrá que redoblar los esfuerzos diplomáticos en esta nueva etapa para mantener los consensos fundamentales

La Alta Representante para la Política Exterior de la Unión Europea, Federica Mogherini, ha mantenido una primera toma de contacto con la Administración de Donald Trump desde que el candidato republicano alcanzó la Presidencia de EEUU. En Washington, la jefa de la diplomacia europea se ha reunido con el secretario de Estado, Rex Tillerson, y con otros miembros de su Gabinete y senadores como John McCain. De este primer encuentro al otro lado del Atlántico no ha trascendido ninguna medida de calado, pero es una muestra de la preocupación que existe, al menos en la Unión Europea, desde que Trump ganó las elecciones en su país. Los mensajes que el nuevo presidente norteamericano ha venido lanzando desde entonces no han sido precisamente tranquilizadores y la Unión Europea ha centrado muchos de sus ataques. Es conocida la poca empatía existente entre Trump y muchos de sus interlocutores europeos, como se ha podido ver ya con Alemania o Francia, con quienes la nueva etapa institucional estadounidense no ha empezado con muy buen pie. El nuevo presidente no es un dirigente con el que sea fácil dialogar, tanto por sus formas como por el fondo. Carece de dotes diplomáticas y profesa un profundo sentimiento proteccionista con tintes xenófobos que complica enormemente las relaciones. Sin embargo, Trump representa hoy día al país más poderoso del mundo y a millones de personas, incluidas aquellas que no le votaron. La Unión Europea, como ya hizo durante el mandato de Barack Obama, ha de buscar el mayor número de consensos con los Estados Unidos, un país aliado al que la reciente historia sitúa como clave para la convivencia en el viejo continente. Parece claro que Europa tendrá que redoblar su esfuerzo diplomático en esta nueva etapa de cara a mantener los acuerdos en asuntos fundamentales (comercio y seguridad antiterrorista, por ejemplo) que afectan a las dos partes. Un equilibrio que pasa por denunciar cuando haya que hacerlo aquellas políticas de la Administración Trump que atenten contra sus intereses o los derechos fundamentales de las personas, llevando por bandera siempre la dignidad y la defensa de la democracia que Europa representa. La alianza de tantos años de los Estados Unidos y la Unión Europea ha de estar por encima de las personas que circunstancialmente gobiernen a un lado y otro del Atlántico. Por encima de las diferencias, que las hay, existen muchos retos y amenazas comunes que afrontar. La Unión Europea hace bien en tomar la iniciativa en esta nueva etapa, dejando clara su intención de no caer en provocaciones que generen absurdas y gratuitas tensiones.

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