Mascarillas, cuestión de responsabilidad

Ha quedado claro que el uso de las mascarillas salva vidas y que, ante la duda, es mejor usarlas que despreciarlas. El sentido común es fundamental

A partir de hoy ya no será obligatorio llevar la mascarilla puesta en los exteriores en los que se pueda garantizar la distancia mínima de seguridad entre las personas. Sí habrá que portarla, sin embargo, en los lugares públicos de interior y en exteriores muy frecuentados, como calles comerciales en horas especialmente transitadas, por ejemplo. La medida, que ha sido tomada unilateralmente por el Gobierno central, cuenta, sin embargo, con la opinión en contra de la Junta de Andalucía, que no entiende cómo se relaja el uso de la mascarilla en unos momentos en los que la presencia del coronavirus sigue siendo una amenaza importante para la salud pública, como se ha visto con el brote masivo registrado a raíz de una macrofiesta en Mallorca, en la que participaron jóvenes de toda España que se encontraban de viaje de fin de curso. La Junta de Andalucía cree, y razón no le falta, que las mascarillas han sido hasta el momento uno de los elementos fundamentales para frenar el coronavirus, por lo que relajar ahora su uso sólo puede traer consecuencias negativas. Sin embargo, la medida es aplicable en todo el territorio nacional, sin tener en cuenta las peculiaridades de cada autonomía. A estas alturas de la pandemia, aún no comprendemos cuáles son los criterios que usa el Gobierno de la nación para tomar en solitario algunas decisiones sobre la lucha contra el coronavirus y, sin embargo, derivar otras de estas decisiones a las autonomías. En este caso, era más que lógico que fuesen las administraciones regionales las que decidiesen. Pero la realidad es la que es y de lo que se trata ahora es de que la decisión del Gobierno tenga el mínimo impacto negativo posible en la salud pública. Y para ello no encontramos otro camino que la responsabilidad individual. Durante toda la pandemia, numerosas voces han hecho hincapié una y otra vez en que la actitud responsable de las personas es la medida más eficaz para frenar una pandemia que ha puesto el mundo patas arriba. Una vez más, habrá que insistir. Es fundamental que recordemos que el uso de las mascarillas salva vidas y que, ante la duda, es mejor usarlas que despreciarlas.

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