Rubén Castro: un nuevo caso de linchamiento

El futbolista ha sufrido un linchamiento social con consecuencias morales y profesionales. Nadie responderá por el daño realizado

Tras pasar por un auténtico calvario judicial, Rubén Castro -futbolista del Real Betis Balompié cedido en la actualidad a un equipo chino- fue absuelto por el juez de lo Penal número 14 de Sevilla de un presunto delito de malos tratos a su ex pareja sentimental. Una vez más, nos encontramos ante un auténtico caso de linchamiento social en el que el procesado, antes de que el juez hubiese dictado sentencia, fue considerado culpable, sin que se respetase en lo más mínimo la presunción de inocencia. Rubén Castro, un profesional del fútbol con una trayectoria excelente en los últimos años, vio cómo su nombre era arrastrado por el fango e, incluso, se convertía en una persona incómoda para su club. El daño moral y laboral es grave, pero nadie responderá por ello. El nombre de Rubén Castro se une así a la interminable lista de personajes famosos -futbolistas, políticos, banqueros, artistas...- que han visto cómo, en un momento determinado, su vida se convertía en una auténtica pesadilla debido al morbo generalizado por ver caer a los que han llegado alto. Es más, probablemente nunca se podrá sacudir el estigma de haber sido señalado públicamente como un maltratador, uno de los delitos que más repulsa genera, con razón, en la sociedad actual. Pese a que el juez ha dictaminado que no se ha acreditado que el jugador haya realizado "actos de violencia física o verbal" sobre su ex pareja, ni que haya mantenido frente a ésta una actitud marcada por la "imposición de prohibiciones, actitudes de control o sometimiento, violencia y menosprecio", muchos seguirán vinculando la figura de Rubén Castro a la violencia contra las mujeres. En este sentido, hay que señalar la nefasta labor de las redes sociales, que una vez más se han convertido en esa ciudad sin ley en la que cualquiera puede verter las acusaciones más graves y los insultos más denigrantes sin que, después, tengan que responder ante la Justicia. Los juicios paralelos no son un fenómeno nuevo en la historia, pero las redes sociales los han multiplicado de una manera monstruosa. Sabemos que es muy difícil, si no imposible, controlar los juicios paralelos y los linchamientos sociales, pero sería importante que todos hiciésemos una reflexión. El reproche social debe llegar sólo cuando un juez dictamina la culpabilidad de un acusado. Antes, debe prevalecer el principio de la presunción de inocencia. De lo contrario, se seguirán cometiendo graves injusticias, como en el caso de Rubén Castro.

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