Los acuerdos políticos son posibles

Las circunstancias excepcionales a las que se enfrenta España exigen acuerdos excepcionales entre los partidos constitucionales

El Gobierno de Pedro Sánchez ha logrado aprobar el decreto de la llamada nueva normalidad por una abrumadora mayoría del Congreso, incluidos en ella el PP y Ciudadanos, que no forman parte del acuerdo de la investidura. Sólo se situaron en contra Vox y los independentistas, donde sí está ERC, partido aliado del Gobierno. Hay que felicitarse de que el PP haya girado hacia esta estrategia que busca acuerdos en asuntos de interés nacional, una senda iniciada por el nuevo Ciudadanos de Inés Arrimadas. Ambos partidos han conseguido que el Gobierno de Sánchez también se avenga a la negociación, después de que practicase durante dos meses una gobernanza unilateral en la que ni siquiera contó con las comunidades autónomas. Es cierto que ese giro gubernamental se ha debido más a Ciudadanos que al PP, pero el partido de Pablo Casado arriesga más porque tiene a su derecha a otra formación, Vox, que va a censurarle estos acuerdos. Este nuevo clima de consenso, inédito en las últimas legislaturas, también se extiende al apoyo que los dos partidos del centro y la derecha están dando a la candidatura de Nadia Calviño como presidenta del Eurogrupo. Con esa Presidencia, compatible con el ejercicio de vicepresidenta económica, gana España en unos momentos en que sólo las transferencias europeas pueden salvar al país de lo que sería una debacle segura. Es posible llegar a acuerdos, claro que sí, porque estos partidos son contrincantes, no enemigos. El reciente acuerdo de la patronal y los sindicatos con el Gobierno para la extensión de los ERTE es paradigmático, porque ha sido liderado por una ministra que procede de Unidas Podemos. Las circunstancias excepcionales a las que sigue enfrentándose España requieren de acuerdos excepcionales. La negociación de los Presupuestos Generales del Estado de 2021 ofrece una excelente oportunidad para reeditar un consenso que, no obstante, creemos que ha sido coyuntural. Una vez que la Unión Europea cuantifique las transferencias que vendrán a España y que las sujete a determinadas condiciones, el PSOE debería abrir una ronda sincera con el resto de los partidos para aspirar a un acuerdo presupuestario. Varias entidades, como el Banco de España, sostienen que el país necesita un acuerdo básico para los próximos dos años. Este consenso debería tener eco también en las comunidades, y en concreto en Andalucía, donde, no obstante, el clima de crispación no ha alcanzado los niveles que se han padecido a nivel nacional.

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