Un alivio para el campo andaluz

El Gobierno español debe emplearse a fondo para que la retirada provisional de los aranceles en EEUU al vino y al aceite de oliva españoles se convierta en definitiva

Todo el mundo suponía que la derrota electoral de Donald Trump y la llegada a la Presidencia de EEUU de Joe Biden supondría una mejora sustancial de las relaciones bilaterales entre el país americano y la Unión Europea, que durante la época del político republicano habían llegado a unos mínimos históricos. Sin embargo, pocos esperaban que la mejoría fuese tan rápida. La noticia de que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y Biden llegaron el viernes a un acuerdo por el que se suspende provisionalmente, al menos durante cuatro meses, los aranceles derivados de la disputa entre Airbus y Boing, sólo puede ser considerada como un alivio para las economías europea, española y, especialmente, andaluza. No en vano, el aceite de oliva y el vino eran dos de los productos más castigados en este conflicto. Sólo basta un dato para comprenderlo: como consecuencia de los gravámenes, la exportación del aceite de oliva español a Norteamérica durante 2020 había caído un 80% con respecto al año anterior. Este dato siempre se puede considerar como muy negativo, pero, teniendo en cuenta la crisis económica que vive actualmente el mundo -y que quizás no ha hecho más que empezar-, se puede decir sin temor a exagerar que eran un auténtico desastre para el campo andaluz, un sector que ha demostrado durante la pandemia su profesionalidad y competitividad, tanto que se ha convertido en el objeto del deseo de no pocos fondos de inversión internacionales. Ahora queda que la retirada de los aranceles del vino y el aceite pase de ser provisional a definitiva, algo que dependerá del buen hacer negociador de los técnicos europeos y de la capacidad del Gobierno de España de hacer oír muy claramente su voz en Bruselas. Por otra parte, noticias como éstas reconcilian al ciudadano con la Administración europea, a la que no pocas veces se acusa -especialmente por parte de los populistas y los partidos euroescépticos- de ser poco sensible con los problemas concretos de los ciudadanos. Europa, esta vez, ha demostrado que no sólo es una fuente de subvenciones, sino que es capaz de defender los intereses económicos de los países miembros.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios