El cambalache de la renovación del CGPJ

Es importante que tanto PSOE como PP recapaciten sobre el intercambio de estampitas en el que se ha convertido la renovación del CGPJ

Cuando parecía que PSOE y PP por fin habían iniciado un mínimo acercamiento para desbloquear el nombramiento de un nuevo Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), algo que ya se daba por hecho tras el acuerdo alcanzado para la renovación del Consejo de Administración de Radio Televisión Española, la crispada situación política nacional ha vuelto a hacer imposible el pacto. En gran parte esta imposibilidad se debe a que ambos partidos, principales pilares del sistema surgido con la Constitución de 1978, ya no tienen la autonomía de movimiento de antaño, presionados como están en sus extremos por partidos que les disputan su espacio electoral. Tanto Podemos como Vox impiden continuamente la moderación de PSOE y PP, temerosos ambos de perder la confianza de sus electores más fieles. Sin embargo, cada vez parece más necesario que tanto la socialdemocracia como el centroderecha comprendan que deben ser capaces de alcanzar pactos en cuestiones de Estado si no quieren que España entre en una peligrosa deriva política que irá fatigando cada vez más la democracia española. Pero esta renovación no debe ser a cualquier precio. PSOE y PP deben recapacitar sobre el intercambio de estampitas en el que, desde hace décadas, han convertido las distintas renovaciones del CGPJ. La mayoría de las veces lo de menos ha sido dotar a la Justicia de un órgano rector competente técnicamente e independiente políticamente, como demandaba la sociedad. Más bien han buscado siempre configurar un CGPJ lo más cercano posible. La actual situación política, con un alto grado de tensión y judicialización, no permite ser optimistas en este sentido. En honor a la verdad, Ciudadanos ha sido el único partido que ha evitado caer en la tentación de convertir la renovación del órgano rector de la Justicia en un intercambio de estampitas. El resto, desde Podemos hasta el PNV -incluso Vox-, han buscado más sus intereses partidarios que la verdadera independencia judicial. Casi todos, incluso los que en su día se pusieron la etiqueta de la "nueva política", siguen sin comprender que la sociedad está exigiendo desde hace mucho tiempo un cambio radical en estas cuestiones.

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