La estabilidad no sale barata

El PNVha sabido vender caro su apoyo a los Presupuestos: la rebaja del Cupo supone un agravio para el resto del país

Mariano Rajoy logró superar ayer el primer trámite parlamentario para la aprobación de los Presupuestos Generales de 2017. El proyecto superó el debate de enmiendas de totalidad con los votos del Partido Popular, Ciudadanos, Coalición Canaria y el valiosísimo apoyo del PNV. En total, 175 diputados, exactamente la mitad del Congreso de los Diputados. Para la votación final de las cuentas hará falta también el voto del único diputado de Nueva Canaria, que el Gobierno confía en sumar. Sacar adelante los Presupuestos no va a salir gratis ni mucho menos. Los votos del PNV se consiguen a cambio de una rebaja en el Cupo -la cantidad que recibe la Administración central por las competencias no transferidas- de 569 millones de euros anuales y de recuperar para la Hacienda vasca 1.400 millones que reclamaba a la central. Es el precio de la estabilidad y, ciertamente, no resulta barato. Los nacionalistas vascos han sabido vender su apoyo y, además, lo han hecho donde más rentable les sale: en la fijación de la cuantía del Cupo, lo que introduce un factor de agravio con el resto de los territorios que, si bien está en la propia base del sistema de financiación privilegiada que tiene el País Vasco, se ve nuevamente evidenciado. Desde un punto de vista político, Rajoy ha hecho lo que tenía que hacer: garantizarse la estabilidad de un Gobierno sobre el que pende la amenaza de la falta de una mayoría suficiente. Lo hace, además, con la única fuerza política con la que podía negociar. El PNV, a diferencia del nacionalismo catalán, mantiene una tensión constructiva con el Estado que lo pone en la situación ideal para asegurar la continuidad de la legislatura. El PSOE, en sus actuales circunstancias, era un camino imposible. Hasta que resuelva su crisis interna su papel en el Parlamento está muy condicionado y hubiera sido un desatino adoptar una postura que puede ser tumbada por la próxima dirección socialista en un plazo de semanas. Pero en la transacción sale ganando el PNV y pierde el conjunto del país. El Gobierno vasco se garantiza un cálculo favorable del Cupo para los próximos años y se convierte en el factor decisivo para garantizar una estabilidad que en estos momentos es vital para Rajoy. Pero también lo es, y conviene subrayarlo, para la propia supervivencia del sistema democrático. Nunca en la historia reciente de España el apoyo nacionalista al Gobierno central, fuera del signo que fuera, ha dejado de tener un precio elevado. La exigencia está en el propio ADN del nacionalismo y esta vez no tenía por qué ser una excepción. El coste lo vamos a pagar todos los españoles. Es el peaje de la estabilidad.

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