La falta de una cultura política más dialogante

La renovación del Consejo Consultivo ha traído una nueva polémica política donde debería primar el acuerdo institucional

Un sistema democrático maduro va más allá de la simple aplicación de las mayorías, por muy legítimas que éstas sean. El diálogo, el consenso y el pacto, sobre todo cuando están en juego cuestiones institucionales que superan la lógica -y deseable- disputa partidista, deben formar parte de eso que se llama cultura democrática y que distingue a los países políticamente más avanzados. Nadie discute el derecho de la Junta a acometer la profunda renovación del Consejo Consultivo que fue anunciada ayer sin la opinión del resto de partidos del arco parlamentario andaluz. Entre otras cosas, porque nada obliga al Ejecutivo de San Telmo a pactar los miembros de este organismo creado en 1993. Sin embargo, lo deseable hubiese sido haber buscado el mayor acuerdo posible para renovar el que es el máximo órgano consultivo del Consejo de Gobierno, la Administración de la Junta de Andalucía, las entidades locales, las universidades públicas y las demás entidades y corporaciones de derecho público no integradas en la Administración de la Junta cuando las leyes sectoriales así lo prescriban. No es, por tanto, un organismo menor y lo correcto sería, insistimos, que tuviese el mayor respaldo posible de las fuerzas parlamentarias andaluzas.

Nadie pone en duda la capacidad e intachable trayectoria personal y profesional de los elegidos para dicha renovación. Está sobradamente demostrada. Pero dicha prebenda del Gobierno está pensada para que las disputas partidarias no puedan bloquear la renovación del organismo, no para que se ejerza sin ni siquiera haber intentado establecer el más mínimo diálogo con la oposición. La realidad es que se ha creado una polémica política dónde debería primar el acuerdo. Ante esto, la Junta apenas ha podido esgrimir un argumento que, si bien es correcto, también es insatisfactorio. En resumen, desde San Telmo se argumenta que esta renovación es una competencia suya y que ha cumplido con sus atribuciones. Cierto. También lo es que hasta ahora existía la sana norma no escrita de consensuar estos cargos. Hay que señalar que no estamos ante una actitud en exclusiva de la Administración andaluza. En general, en España se echa en falta una cultura política más dialogante en la que prime más el respeto a la pluralidad parlamentaria y las buenas maneras institucionales sobre el ejercicio del poder, por mucho que la ley lo ampare.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios