Mucho más que una gesta histórica

El viaje de Magallanes-Elcano fue el ejemplo de lo que puede hacer la sociedad española cuando trabaja unida y sin complejos

Los Reyes de España volvieron ayer a visitar Andalucía para participar, en Sevilla, en la reunión de la Comisión Nacional para la conmemoración del V centenario de la primera vuelta al mundo. Asimismo, don Felipe y doña Letizia inauguraron una ambiciosa exposición dedicada a la gesta de Magallanes y Elcano en la que, entre otras cosas, se muestran piezas de la importancia del original del Tratado de Tordesillas o el de la Historia General de Indias del sevillano Fray Bartolomé de las Casas, considerado como uno de los padres de los que luego se conocería como "los derechos humanos". El espaldarazo real es sumamente importante para una cita con la que Andalucía en general y Sevilla en particular pretenden reforzar su marca de autonomía señera de España, con una rica historia que no puede ser ignorada. Dentro del marco del reino de Castilla, fue aquí, en nuestra tierra, desde donde se dirigió toda esa impresionante obra que fue la conquista y colonización de América, con episodios que cambiaron la visión que la humanidad de un lado y el otro del Atlántico tenía de sí misma y de su planeta. Celebrar la gesta de Magallanes-Elcano, que se desarrolló entre 1519 y 1522, no es sólo recordar un episodio histórico más o menos importante, sino también ser conscientes de las posibilidades y capacidades que tenemos los españoles como pueblo cuando trabajamos juntos y con un objetivo común. Andaluces, vascos, castellanos, canarios etcétera colaboraron en una gesta que demostró empíricamente que la tierra era esférica (algo que ya se sabía teóricamente desde la antigüedad) y dio una aproximación bastante certera de sus dimensiones. Esto conviene recordarlo en unos momentos en los que la misma idea de España vuelve a estar amenazada por los pleitos territoriales que sólo conducen a debilitar nuestras capacidades y peso en Europa y el mundo. Por eso es un acierto la modificación del real decreto que regula la composición de la comisión tanto para ampliar un año su vigencia como para dar cabida en ella a los presidentes de las autonomías andaluza, castellano leonesa y vasca. Las regiones deben participar de este espíritu.

Celebramos, o deberíamos celebrar, algo más que una gesta histórica. La primera vuelta al mundo no fue producto ni de la improvisación ni del genio español, sino una obra pensada y calculada desde el punto de vista científico, técnico y económico. Fue el reflejo de una sociedad moderna y avanzada para su tiempo, con capacidad de iniciativa según la mentalidad imperante. Un ejemplo que nunca deberíamos olvidar.

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