Una medalla andaluza en un momento crucial

La Junta premia a uno de los padres de la autonomía andaluza cuando comienzan las negociaciones entre Madrid y Cataluña

Con la concesión de la primera Medalla Manuel Clavero Arévalo al socialista Rafael Escuredo el Gobierno de Andalucía ha querido lanzar dos mensajes. El primero, y quizás más importante, es confirmar su orientación decididamente andalucista. No en vano, Rafael Escuredo fue presidente de la Junta preautonómica y pactó con el entonces presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, la celebración y fecha del referéndum para la autonomía de Andalucía. Posteriormente, su papel sería decisivo en la Transición en nuestra comunidad y en la consolidación de su autonomía plena. Asimismo, y esto también ha debido pesar en el ánimo del Gobierno, Escuredo siempre tuvo una idea de la autonomía andaluza como algo integrador, defendiendo la igualdad entre españoles y la solidaridad entre los territorios que componen la nación. El segundo mensaje es que el nuevo andalucismo no puede ser partidario y debe ser compartido por las principales fuerzas de nuestra tierra. De hecho, esta coincidencia de dos de los padres de la autonomía -Manuel Clavero y Rafael Escuredo- nos recuerda hasta qué punto el centroderecha y la socialdemocracia están llamados a continuar con la tarea iniciada hace ahora cuarenta años.

Más allá de la importancia del premio en sí, a nadie se le escapa que, aunque sea por casualidad, éste ha coincidido con la creación de la mesa de negociación entre el Gobiernos central y el de la Generalitat para hablar -como entidades iguales- de lo que han denominado el "conflicto catalán", que, más allá de sus razones de fondo, principalmente consistió en el intento del soberanismo de vulnerar la legalidad para conseguir la independencia de Cataluña. Al propio presidente andaluz, Juanma Moreno, no se le escapó ayer esa coincidencia y apeló al espíritu del 28 de febrero de 1980. "Estamos en un momento crucial" para Andalucía, dijo al mismo tiempo que insistió en que "Andalucía no va a renunciar a ninguna vía política, judicial o social para defender la igualdad entre todos los españoles".

Andalucía está llamada a defender que no se conceda en conversaciones cerradas lo que no se logró en las algaradas de 2017. Cualquier intento de retroceso en la igualdad y los derechos de todos los ciudadanos, independientemente de su lugar de residencia, debe ser contestado por las instituciones y la sociedad andaluzas unidas, como en aquel 28 de febrero de 1980.

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