ONU: crisis de identidad y utilidad

30 de septiembre 2025 - 03:10

Aunque ha servido como caja de resonancia para amplificar los ecos del horror que produce en el mundo la actuación de Israel en Gaza, la Asamblea General de la ONU ha vuelto a constatar la profunda crisis de identidad y utilidad que atraviesa la organización internacional. Hay factores del cambio geopolítico que se ha producido en los últimos años que han tenido una influencia decisiva en que esta pérdida de identidad y utilidad se acentúe. El nuevo pulso entre potencias ha dejado atrás el multilateralismo como factor dominante de la escena internacional y los objetivos para los que se creó la ONU en la Conferencia de San Francisco de 1945, al término de la Segunda Guerra Mundial, han dejado de tener sentido o, por lo menos, han perdido mucho de ese sentido. Pero también en el declive de la organización ha tenido mucho que ver su propio funcionamiento, convertida en una gigantesca estructura burocratizada, incapaz de adaptarse con eficacia y rapidez a las nuevas demandas provocadas por las crisis que afloraron tras el final de la Guerra Fría y la caída de la Unión Soviética. De la guerra de los Balcanes en los primeros noventa a la actual catástrofe humanitaria de Oriente Próximo, pasando por las matanzas tribales de Ruanda en 1994, la ONU ha demostrado una enorme incapacidad como elemento de resolución de conflictos. Pero, aun así, la organización mundial sigue siendo necesaria porque, como se ha demostrado en la Asamblea General de este año, es un foro en el que las naciones pueden alzar su voz y dejar claro su posicionamiento, como hizo Felipe VI en su medido discurso sobre Gaza de la semana pasada. La ONU tiene un papel que jugar en el polvorín en el que se han convertido las relaciones internacionales, aunque solo lo logrará si acomete una profunda reforma que la ponga al día, con medidas que la doten de agilidad ante situaciones cada vez más complicadas.

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