Una presidenta que ya ejerce la oposición

Susana Díaz aprovechó el mensaje televisivo de fin de año para iniciar la lucha política de la presente legislatura

Susana Díaz aprovechó su mensaje institucional de fin de año como presidenta de la Junta de Andalucía (ya en funciones) para alertar de la "amenaza" de aquellos que "apuestan sin ambages por un vaciamiento de nuestra autonomía y la mutilación de nuestras competencias". Aunque sin mencionar nombres ni siglas, Díaz mostró su temor a que un Gobierno de PP y Ciudadanos, apoyado desde fuera por Vox, suponga "una regresión de magnitudes históricas, que nos devolvería al centralismo más rancio y a los periodos en los que a Andalucía se le trataba como una tierra de segunda división".

Obviamente, Susana Díaz tiene el derecho a expresar libremente sus opiniones y temores, pero no ha sido muy acertado usar un discurso como presidenta de todos los andaluces (muy probablemente, el último que pronuncie con motivo de fin de año) para sembrar dudas sobre la lealtad al autogobierno de Andalucía por parte de PP y Cs, dos partidos que han demostrado por activa y por pasiva su lealtad a la Constitución y al Estado de las Autonomías. Cierto es que Vox -cuyos 12 escaños son fundamentales para que prospere la candidatura del popular Juanma Moreno a la Presidencia de la Junta de Andalucía- tiene un claro discurso antiautonomista y que, incluso, ha llegado a pedir la devolución a la Administración central de competencias fundamentales como la Educación o la Sanidad. Pero también lo es que PP y Cs ya han advertido de que no harán caso a tales pretensiones y que limitarán los acuerdos con la formación de Santiago Abascal a cuestiones en las que es posible el entendimiento, como la rebaja fiscal o el adelgazamiento de la administración autonómica. Susana Díaz no debería confundir la intención de PP y Cs de reducir el peso de la Junta de Andalucía -algo que es incluso deseable- con el cuestionamiento de algo a lo que la mayoría de los andaluces no estamos dispuestos a renunciar: nuestro autogobierno dentro de la lealtad y la solidaridad con el conjunto de España.

En su discurso de fin de año, Susana Díaz actuó más como líder de la oposición que como presidenta de la Junta de Andalucía. Hubiese sido deseable que aprovechase esta última oportunidad para defender el legado de 40 años de poder socialista en nuestra región. Pero le pudo más la tentación de usar la ventaja de un altavoz privilegiado para iniciar ya la lucha de la presente legislatura. Por cosas como éstas, el pasado 2D la mayoría de los andaluces votaron por un cambio en Andalucía.

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