Los riesgos de otro parón en Andalucía

Un nuevo frenazo por rebrotes del Covid-19 en pleno verano sería letal para una economía tan castigada ya como la andaluza

Desde la finalización del estado de alarma, el pasado 21 de junio, Andalucía ha registrado diez rebrotes de Covid-19, uno de ellos, el que ha afectado a un centro de acogida de la Cruz Roja de Málaga, es aún hoy uno de los que más preocupan en España por la extensión de los contagios y por lo difícil que está siendo su control. Todas las provincias costeras de la región se han visto afectadas en mayor o menor medida y en todos los casos hay que destacar que los sistemas de alerta sanitaria de la Junta han actuado con celeridad para aislarlos y evitar su propagación descontrolada. Pero ello no obsta para que se perciba en Andalucía un importante grado de preocupación. De hecho, el conjunto de focos que permanecen activos ha convertido a Andalucía en la región de España con más contagios nuevos, aunque los más graves estén situados en otras zonas del país. El consejero de Presidencia y portavoz del Gobierno andaluz, Elías Bendodo, calificó ayer de "crítico" el momento "porque no nos podemos permitir un parón de la economía, sería un golpe seco". Ahí está la clave de la situación que atraviesa la pandemia en Andalucía. Una nueva paralización en pleno verano sería letal para una economía tan castigada ya como la andaluza. Lo decía ayer el consejero Bendodo, pero también lo afirmaba el pasado sábado en este periódico un empresario tan destacado en el panorama nacional como Ignacio Osborne. Otro frenazo podría ser más de lo que un modelo económico como el nuestro es capaz de soportar. Los datos certifican que estamos en la situación más difícil en muchas décadas y que sus efectos sobre la creación de riqueza y la generación de empleo pueden ser persistentes. Lo señala un informe del Banco de España dado a conocer ayer casi al mismo tiempo que el Instituto Nacional de Estadísticas certificaba el desplome del PIB en el primer trimestre, al que la pandemia sólo tocó en sus últimas semanas. La primera preocupación, lógicamente, tiene que ser la de la salud pública. Pero hay que dotar al sistema de los medios y de la agilidad necesarios para asegurar respuestas rápidas y contundentes ante cualquier riesgo de rebrote, incluso ordenando confinamientos limitados para evitar la propagación. La economía se está empezando a poner en marcha de forma tímida y el verano no está perdido del todo en una región que depende tanto como la nuestra del negocio de las vacaciones y el turismo. Evitar otro frenazo es imprescindible y para ello lo primero es asegurar la situación sanitaria.

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