La sanidad andaluza envejece

No puede haber sanidad sin sanitarios. Es importante que las tasas de reposición de los jubilados aumenten más de lo proyectado

A los muchos problemas de financiación y gestión de la sanidad pública andaluza (que ayer provocaron una manifestación de miles de personas en el centro de Sevilla) se une otro más estructural y de largo plazo como es el envejecimiento de los profesionales del sector y la falta de reposición de los mismos por otros más jóvenes. El problema del envejecimiento, evidentemente, no se un problema exclusivo de la sanidad. Sencillamente, la generación del boom está llegando a su edad de jubilación y las nuevas generaciones tienen menos hijos. Pero sí es un asunto de las administraciones públicas el que este retroceso demográfico no afecte la calidad de los servicios públicos, como son la sanidad o la escuela. Es justo ahí donde comienzan los problemas. Los sindicatos y los colegios profesionales andaluces llevan años advirtiendo de que la sanidad pública habrá perdido por jubilaciones al 41,2% del personal en la próxima década, que será el 49,8% en 2032. Este invierno demográfico sanitario no sería un problema grave si la reposición de personal fuera la acertada, es decir, si los sanitarios que se jubilaran fueran sustituidos por una cifra similar de personal. Pero no es lo que está ocurriendo, y los portavoces del sector, tanto médicos como enfermeros, llevan años avisando de que la oferta de personal sanitario del SAS no es la adecuada y de la impotencia manifiesta para retener al personal más joven que ha formado con los impuestos de todos los andaluces. De hecho, según los datos de la propia Junta de Andalucía, el SAS conserva al 60% de los Médicos Internos Residentes (MIR), mientras que lo deseable sería que fuera del 80%. Bajos salarios y la falta de una mayor proyección profesional son las principales causas de esta sangría de personal.

El Consejo Andaluz de Colegios de Médicos ha cifrado el déficit de nuevos facultativos en aproximadamente 700, aunque es cierto que el nuevo Gobierno ha empezado a reaccionar con una oferta de 1.478 plazas de MIR en 2020, casi un 10% más que en 2019. Parece claro que hablamos de una subida indiferente, pero sería injusto no reconocer la voluntad del consejero de Sanidad, Jesús Aguirre, de acabar con este problema (otro asunto, claro está, es que disponga de los recursos económicos necesarios).

Por mucho que avancen las nuevas tecnologías no puede haber sanidad sin sanitarios. Por eso, este problema del envejecimiento del personal debe ser prioritario en la gestión del SAS. Los próximos años serán decisivos en este sentido.

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