Un sector que se siente abandonado por Europa

El campo andaluz está preocupado ante la pasividad de la UE por los aranceles de Trump a la aceituna negra

El malestar del sector aceitunero andaluz con la Unión Europea va en aumento. La patronal Asemesa ha denunciado que Bruselas "no tiene ninguna voluntad" de aprobar ayudas al sector por el inmenso daño causado por los aranceles impuestos por el Gobierno de Donald Trump a la aceituna negra, que han supuesto una caída del 70% de las ventas con unas pérdidas que ya ascienden a 20 millones de euros. Aunque las comparaciones son odiosas, no deja de llamar la atención la pasividad de las autoridades europeas ante la agresión a este importantísimo sector del campo andaluz en contraposición con los productos de otras zonas del continente cuya defensa ha sido mucho más decidida y contundente. Los aranceles de Trump a la aceituna negra ponen en peligro unos 8.000 empleos en una zona en la que, no hay que insistir mucho en esto, no hay abundancia de trabajo. Por tanto, apoyar la aceituna negra es mucho más que defender los intereses de determinadas empresas o propietarios. Aun así, la Unión Europea está actuando con una llamativa pasividad en este asunto, cuestión que se ve ratificada con ausencia de ayudas de enjundia a un sector que ha sido agredido injustamente por un país y un presidente que parecen decididos a acabar con los muchos avances que se habían realizado en las últimas décadas en la libertad de comercio mundial. Esta actitud de la Unión Europea no pasará inadvertida en las numerosas comarcas andaluzas que tienen en la aceituna negra un recurso económico fundamental. El riesgo de que aumente el euroescepticismo en estos lugares es inevitable, ya que muchas familias están viviendo momentos angustiosos al ver como entra en crisis su tradicional medio de vida.

Nadie pone en duda el compromiso la UE con el campo andaluz en general. Durante años, Europa ha dedicado miles de millones de euros a mejorar y mantener nuestro sector agropecuario. Por eso no se entiende ahora la pasividad ante los problemas de un sector concreto cuyas posibilidades son múltiples.

Fundamentalmente, lo que pide la patronal de la aceituna negra es que la Unión Europea habilite instrumentos compensatorios para el sector, algo de lo que ya hay precedentes en los países bálticos, Finlandia y los ganaderos de cerdos de Polonia. Seguro que la Unión Europea es capaz de encontrar vías originales y específicas para la aceituna de mesa andaluza.

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