Un estado sin territorio

El Daesh no está derrotado, ahora intentará atentar, pero la pérdida del territorio debilita al grupo terrorista

La toma de la ciudad de Mosul viene cargada de simbolismo; fue en esta importante población iraquí donde el clérigo Al Baghdadi proclamó el nacimiento del autoproclamado Estado Islámico, el Daesh, cuya principal diferencia con otras organizaciones terroristas fue su implantanción sobre un terreno definido. Gracias a la crisis en la que entró Siria después de la engañosa primavera árabe y a los errores cometidos por los gobiernos iraquíes, de fuerte tendencia chií, buena parte de la población suní de estos dos países abrazó a un grupo que ha llevado el terror a muchas ciudades europeas. Sin comprender este factor, el de esta simpatía inicial, no se puede abordar un futuro con certificado de seguridad. Corresponde, por tanto, al actual Gobierno de Iraq que la recuperación de Mosul no venga seguida de la venganza de la facción chií, presente en algunas milicias que han entrado en la ciudad. Es necesario que esta ofensiva sirva para estabilizar Iraq con una administración respetuosa con la diversidad del país. Bagdad y EEUU, principal apoyo sobre el terreno, parecen haber entendido la lección. Una vez superado el problema del Daesh en Iraq se abre el tiempo de tomar la ciudad siria de Al Raqa, que es el bastión de los terroristas al norte. La situación en Siria es mucho más compleja, por cuanto las potencias internacionales y las locales se están jugando en este país otros intereses ajenos al interés de la población. El Estado Islámico se queda, así, sin territorio, sin estado, pero ello no significa que haya perdido su potencialidad de hacer el mal. En los últimos meses, miles de terroristas se han ido dispersando por otros países, en especial en Libia, un Estado que quedó destruido después de la caída de Gadafi. Otros servicios de Inteligencia han detectado desplazamientos hacia algunos países de los Balcanes con población musulmana. La caída de sus bastiones territoriales no significa ni mucho menos su derrota, el grupo terrorista sigue contando con seguidores en muchas capitales europeas y cientos de retornados suponen una amenaza real que puede materializarse en cualquier momento. Pero siendo esto cierto, la pérdida del territorio supone un debilitamiento de su potencial. Por ejemplo, la capacidad de propaganda se vio mermada desde el momento en que las fuerzas iraquíes se hicieron fuertes en Mosul. Los terroristas intentarán causar el mayor daño posible a partir de ahora en el continente europeo mediante atentados y también es posible que quieran hacerse con otros territorios en países del Sahel, lo que significa una mayor amenaza para España por la proximidad. En un futuro, nuestro país tendrá que atender a las llamadas de colaboración de nuestros aliados.

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