El turismo es un motor económico

Estamos ante un motor económico vital, que en España representa el 12% de su PIB y que en Andalucía alcanza el 14% de la riqueza

De todos los sectores económicos afectados por esta crisis sanitaria, el turismo es al que los expertos le auguran una recuperación más lenta en la escalada progresiva hacia la "nueva normalidad", que el Gobierno pronostica que podrá comenzar en mayo. Es más, incluso la ministra de Trabajo, de forma irresponsable, lo ha dado por perdido en 2020. Pero las administraciones públicas no pueden asistir impasibles al desplome de una actividad que, junto a la hostelería, emplea en el país a 2,5 millones de personas, unas 424.000 en Andalucía, y que propició la llegada el año pasado de casi 84 millones de visitantes, 33 millones en esta comunidad autónoma. Son lógicos los pronósticos negativos. La incertidumbre es la peor variable para emprender cualquier tipo de trayecto ligado al ocio. Y para ganarse la confianza de los consumidores hay que transmitir certezas y seguridad, no dudas como hasta ahora. La prudencia debe guiar los pasos para evitar el riesgo de un rebrote de la pandemia. La propia Unión Europea ha desaconsejado a las agencias que emprendan cualquier campaña de reservas de viajes para los próximos meses de verano. Pero mientras queda mucho trabajo por hacer y hay que aprovechar estas semanas para trazar planes y estrategias que se puedan poner en marcha al día siguiente de que se abra el más mínimo resquicio para recuperar esta actividad, un motor que representa en España el 12% de su PIB, porcentaje que en Andalucía llega al 14%. Es factible extraer las consecuencias de lo sucedido para abordar un debate profundo y serio sobre el modelo productivo andaluz y su crónica debilidad que le hace abanderar en cualquier crisis la pérdida de riqueza y de puestos de trabajo. Pero lo urgente no es eso. Es imprescindible luchar por defender la vigencia de este sector. La región será la segunda más perjudicada del país si la caída supera el 80% de cumplirse el peor escenario posible. En este sentido, la Junta debe insistirle al Gobierno central para que el turismo sea prioritario en cualquier plan de reconstrucción económica. La posibilidad de que el desconfinamiento en Andalucía se aplique antes que en otras zonas más castigadas por la pandemia también ayudará para proyectar una buena imagen. Entretanto, hay que diseñar con los empresarios y el resto de los actores afectados qué medidas se pueden adoptar para minimizar cualquier posibilidad de contagio. Establecer los aforos, las condiciones en que se pueden disfrutar de lugares públicos y el aire libre, incluso si fuera necesario la limitación de camas de los propios establecimientos hoteleros. En definitiva, hay que transmitir que el turismo sí es posible. Primero el de proximidad, luego el nacional y, finalmente, el internacional. No hay tiempo que perder.

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