Tribuna

José María Martínez de Haro

Escritor y periodista

Albores de un año nuevo

Albores de un año nuevo Albores de un año nuevo

Albores de un año nuevo

Pasaron los Reyes Magos por esta tierra testigo de tantos albores de esperanza, se desmontaron Belenes y árboles de Navidad con los mejores propósitos para el año entrante. Y con el último fleco de las serpentinas, ocurrió como estaba previsto. Sin un solo fallo el Congreso de los Diputados invistió a Pedro Sánchez Presidente del Gobierno de España. Fecha para anotar ese 7 de enero de 2020 porque da comienzo a un tiempo nuevo cuyas incógnitas apenas están desveladas. Como dato histórico ese mismo día se conmemora el nacimiento de San Raimundo de Peñafort, maestro de Derecho universal que escribió un Tratado sobre la Penitencia, menuda ocurrencia. El Gran Maestre de la Orden de San Raimundo es el Rey de España Felipe VI, otra coincidencia si leemos la promesa de Pedro Sánchez en su toma de posesión; " Por mi conciencia y honor prometo lealtad al Rey y guardar y hacer guardar la Constitución como norma del Estado español". Y aquí está la cuestión medular, el gobierno de coalición cuenta con un Vicepresidente y cuatro Ministros que no parecen dispuestos a adherirse a esa promesa siendo esta promesa equivalente a juramento y elemento obligado y base de legitimación de todo el Gobierno en el Reino de España. Menos aún se comprometen con la promesa los que apoyaron con sus votos la investidura de Pedro Sánchez en el Congreso, absteniéndose o votando afirmativamente, entre ellos están partidos políticos independentistas que no renuncian a liquidar el Estado de Derecho, la unidad de España y el orden Constitucional. No se vislumbra la coherencia de unas alianzas y pactos que en su misma esencia están posicionadas en claro enfrentamiento a los pilares del sistema político que nos hemos dado los españoles, incluida la propia Monarquía.

Pero todo ello se hilvana con el eje principal de este llamado Gobierno de Coalición, y sus adláteres en el Congreso y aquí es preciso recordar la discrepancia total entre aquello que Sánchez venía prometiendo, afirmando y declarando con absoluta seriedad ante los ciudadanos españoles. Y parece que logró convencer con aquellas promesas a 6,7 millones de confiados ciudadanos que le dieron sus votos y que asentaron 120 diputados del PSOE en el Congreso sobre la creencia de aquellas afirmaciones que asentaban un Gobierno sin posibles alianzas con partidos populistas-comunistas, y sin acuerdos posibles con partidos separatistas y golpistas. Resulta innegable que Pedro Sánchez horas después de aquellas votaciones comenzó a preparar un posible Gobierno actuando y pactando de forma contraria a todo lo que había prometido. Esto, según elementales reglas de trasparencia y veracidad se puede calificar de fraude al electorado y a la propia esencia de la democracia. Y resulta muy complicado entender que los votantes defraudados por aquellas promesas totalmente incumplidas se encuentren ahora tranquilos de sus decisiones. De ser así y dar conformidad al espectáculo de fantasías , estos mismos podrían votar a este o cualquier otro que elaborara con la astucia pertinente unas expectativas de Gobierno basada en falsedades y a sabiendas que jamás cumpliría lo prometido en campaña.

Pedro Sánchez ha accedido a su cargo prometiendo " por su conciencia y honor ", cabe preguntarse ¿ dónde reside el valor de las palabras de Pedro Sánchez?. Sus palabras antes del 10 N han quedado en el vertedero de la Historia. Con todo , no cabe cuestionar la legitimidad del Presidente del Gobierno si bien su honorabilidad política atendiendo todas las falsedades que han recopilado y publicado estos días los medios de comunicación queda en barbecho y para los crédulos vocacionales de baba permanente o cautivos de las lentejas. No es posible imaginar la viciada idea de la propia estima en su palabra y la imagen pública que parte considerable de la opinión se ha formado de un Presidente capaz de alterar a su antojo y conveniencia estas reglas sobre la veracidad, el honor, la palabra dada y la sinceridad de cualquier político en cualquier país democrático del mundo. Estos son hechos constatables en las hemerotecas y archivos de imágenes televisadas por aclarar cualquier suspicacia.

En otros países de cultura y tradición democrática no sería imaginable la investidura de un Presidente que hubiera actuado de la forma que Pedro Sánchez lo ha hecho en España. Algo debe haber alterado la conciencia crítica de los españoles, algún gusano ha podido corroer algo tan de nuestra tradición como sociedad adulta con siglos de historia a cuestas; el valor de la palabra dada que en todas las regiones de España significaba un compromiso creíble y más fuerte que un contrato escrito. En fin, que algunos valores que dieron forma a una sociedad se escapan por el desague del oportunismo o de otras pasiones e intereses menos confesables.

Y sin embargo en aquellas sesiones de investidura se dieron casos aislados que de una u otra forma dijeron votar en conciencia; el Partido Regionalista de Cantabria que por unanimidad decidió votar contra este Gobierno de Coalición social -comunista apoyado por separatistas de toda ralea y herederos del terrorismo Etarra. Asimismo y desoyendo las directrices de Coalición Canaria, la diputada Ana Oramas que individualmente votó también en contra asumiendo incluso las sanciones anunciadas. Y por contra el voto favorable al Gobierno del único diputado de Teruel Existe, y para complacencia de Pedro Sánchez ¡! vaya si ha existido !¡ . Hay evidentes diferencias en las votaciones de unos y otros y resulta sin duda un dilema político y moral para esos diputados. Ana Oramas puede haber actuado así por un asentado principio de responsabilidad con el Estado de Derecho, la Constitución, la soberanía nacional y la sociedad del bienestar que ella interpreta amenazado de algún modo con este pacto de investidura . El valor de su decisión es que la enfrenta a algunas críticas y consecuencias personales y políticas. El diputado por Teruel, Tomás Guitarte, parece haberse guiado por intereses mas merengosos que podrían entrar en contradicción con el bien general a costa de otras regiones y cabe considerar que si bien ha actuado con plena legitimidad será posible que su voto afirmativo y complaciente traiga tensiones sociales en términos comparativos. De momento se han disparado todo tipo de especulaciones al respecto, algunas infamantes y poco demostrables .

Cerramos ahora una larga etapa de recorrido pacifico donde han podido encajarse las diferentes ideologías y los legítimos intereses de la mayoría de los españoles. Abrimos con el nuevo año una etapa política diferente estructurada en partidos de muy diversa procedencia y con objetivos diametralmente opuestos en aspectos fundamentales para la convivencia y para la igualdad de los españoles en su capacidad de decisión sobre la nación que hemos conocido unida y en paz.

Sería temerario especular sobre el futuro, pero las incógnitas son muchas y las incertidumbres sobre el futuro de la Monarquía, la Constitución de 1.978 y la integridad territorial del propio Estado se perciben con preocupación en los albores de este nuevo año que dice adiós a la transición.

José Mª Martínez de Haro

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