Tribuna

jOAQUÍN rEVUELTAS

Profesor

Amenaza vírica: el ser humano

Queremos salir a la calle y ver como la vacuna de la solidaridad ha contagiado humanidad alejando la contaminación humana y el egoísmo

Amenaza vírica: el ser humano Amenaza vírica: el ser humano

Amenaza vírica: el ser humano

La desescalada conlleva responsabilidad y civismo, pero desgraciadamente existen personas que no respetan normas, seres individualizados, ausentes de las voces que piden un correcto cumplimiento para conseguir el final que todos deseamos.

Hace un mes saltaba a todos los medios que las ciudades habían sido invadidas por nuestros amigos los animales.

Asombrados, veíamos sus paseos y su presencia nos hacía pensar en lo afortunados que eran por tener lo que nosotros tanto ansiábamos.

Durante nuestro confinamiento, los animales no fueron noticia por causar daños a nuestro entorno. Resulta contradictorio que la sociedad prohíba el paso a seres que saben respetar y comportarse mejor que los humanos.

Nuestro hábitat está plagado de bombas humanas: pirómanos en verano, petroleros que en ocasiones vierten residuos, persona s que no reciclan, arrojan basuras convirtiendo nuestro mundo en un auténtico vertedero.

Las personas nos convertimos en los principales depredadores de nuestro ecosistema.

En nuestros paseos diarios hemos visto como las mascarillas y guantes se han convertido en la nueva contaminación vírica. El civismo empieza por la responsabilidad y esa basura evidencia la falta de empatía hacia los demás y hacia nuestro entorno, que es el de todos.

Somos una cadena trófica, dependemos unos de otros para poder seguir viviendo y algunos no somos conscientes del daño irreversible que estamos provocando al planeta.

Hasta hace poco, en nuestro aislamiento obligatorio, muchos de nosotros hemos aprendido el valor de la vida, el respeto a nuestro mundo y la importancia que tiene vivir en sociedad.

El incivismo de unos repercute en la responsabilidad de otros y las consecuencias que esto conlleva nos afecta a los demás.

Es incomprensible la carencia de valores tan importantes como la humanidad, la falta de solidaridad y la compasión por un mundo que pide a gritos una curación.

Durante estas semanas de confinamiento habíamos conseguido reducir la contaminación y esto nos viene a dar una lección de que algo se estaba haciendo mal; pongamos las herramientas necesarias para corregirlo.

El coronavirus es un virus cuya peligrosidad ha puesto al planeta al revés, cambiando todas las perspectivas, nos ha sacudido con fuerza. , ha hecho y seguirá haciendo mucho daño si no nos concienciamos que un cambio es necesario.

Pero hay un virus que está a nuestro alrededor, respira como nosotros, escucha y tiene una óptica manchada por la maldad y la falta de empatía.

Ese virus que nos rodea, es el humano, siempre ha estado a nuestro alrededor y su plaga sigue creciendo.

Los científicos y la sociedad en general estamos esperando una vacuna para poder parar el efecto demoledor y aterrador delcoronavirus, pero antes tenemos que parar otro efecto, el del virus humano, que sigue vertiendo insolidaridad y egoísmo en un planeta que es compartido con otros seres vivos.

Queremos salir a la calle y ver como la vacuna de la solidaridad ha contagiado humanidad alejando la contaminación humana y el egoísmo.

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