Tribuna

Javier Soriano

Coronel en la Reserva

Aniversario de la Legión

En estos casi cien años, los legionarios han sabido conservar y transmitir a las nuevas generaciones los valores por los cuales su fundador la creó, el Credo Legionario

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Aniversario de la Legión

Este 20 de septiembre, la Legión vuelve a celebrar un año más el aniversario de su fundación, día que coincide con el del alistamiento del primer Legionario, el ceutí Marcelo Villeval Gaitán, que ascendió por méritos de guerra hasta el empleo de Brigada, cayendo en combate el 8 de septiembre de 1925 en las operaciones del desembarco en Alhucemas, durante la guerra del Rif.

Esta fecha de fundación, que no se corresponde con la de la firma del Real Decreto fundacional, ni cuando llegó el primer o segundo Jefe, sino cuando se alistó el primer Caballero Legionario, hace patente la importancia que para la Legión tiene el Legionario.

El alistamiento de Villeval Gaitán fue seguido por una expedición de unos 200 voluntarios procedentes de Barcelona, que siempre ha sido una de las ciudades españolas que más voluntarios ha dado y sigue dando a la Legión, cuestión esta que en los momentos actuales conviene recordar.

En estos 98 años ha habido hitos muy destacados en su historia, además del propio 20 de septiembre de 1920. Entre estos hitos, los siguientes:

El 31 de enero de 1920, fecha en la que el Ministro de la Guerra firmó la Real Orden por la que se dispuso que el Teniente Coronel Millán-Astray "desempeñe la comisión de organizar el Tercio de Extranjeros". El tenaz Millán-Astray consiguió el objetivo de fundar esta Unidad, superando cuantas trabas políticas y militares se encontró en su camino. El acierto del Ministro de la Guerra al designarlo para organizar la Legión lo confirma los 98 años de existencia de esta Unidad. Una figura, la de Millán-Astray que, con 17 años y el empleo de Teniente, ya había combatido en Filipinas, donde se ganó la Cruz de María Cristina por su actuación en el campo de batalla.

Teniendo en cuenta que el desastre de 1898 generó una profunda crisis en nuestra nación, con una incidencia directa en el Ejército, que volvió a sufrir en 1909 el descalabro del Barranco del Lobo en Marruecos, con el impacto que tuvo en nuestra sociedad la posterior llamada a filas de los reservistas, y con una disciplina en los Cuarteles socavada por las Juntas de Defensa y los efectos del trienio bolchevique, la creación de la Legión vino a ser un revulsivo en la regeneración del espíritu militar de este Ejército sumido en la derrota.

El 7 de octubre de 1920, fecha de la formación de la I Bandera, cuando apenas se habían cumplido dos semanas desde el alistamiento del primer Legionario, demostrando con ello el éxito del sistema de captación de voluntarios. Su primer jefe fue el Comandante "Franquito", como le apodaban sus compañeros, que había alcanzado ese empleo con sólo 23 años y ya había conseguido en el campo de batalla tres Cruces Rojas, una Cruz de María Cristina y dos ascensos por méritos de guerra.

El éxito en la captación de voluntarios fue tal que, mientras que en años anteriores los programas que el Ministerio de la Guerra había impulsado para sustituir al personal de reemplazo obligatorio por voluntario en las Unidades desplegadas en nuestro Protectorado marroquí fracasaron, las 3 Banderas de la Legión previstas organizar, quedaron formadas en apenas un mes, la I el 7 de octubre y las II y III Banderas el 22.

El 7 de enero de 1921, fecha en la que la Legión sufrió su primera baja mortal, el Cabo Baltasar Queija Vega, abatido por un disparo mientras protegía la aguada de Zoco el Arbaa, cerca de Tetuán. Nacido el 21 de mayo de 1902 en Riotinto (Huelva), había sido destinado a la II Bandera en octubre de 1920, con apenas 18 años. La Legión se creó para combatir, y el Cabo Queija fue el primero que dio ejemplo de ello con su vida.

Y ya más reciente, el 14 de mayo de 1993, cuando se cumple este año el 25 aniversario, moría el Teniente Arturo Muñoz Castellanos, primer caído del Ejército en misiones de paz, cuando tres días antes, en Bosnia-Herzegovina, descargando bolsas de sangre y plasma sanguíneo en el hospital musulmán de Mostar, fue alcanzado por la explosión de una granada de mortero. Otros tiempos, otras guerras y otros procedimientos, pero el mismo Credo.

En estos casi cien años de existencia, los legionarios han sabido conservar y transmitir a las nuevas generaciones los valores por los cuales su fundador la creó, el Credo Legionario. Una historia jalonada por el ejemplo de sus 23 laureadas individuales y 7 colectivas, máxima condecoración en tiempo de guerra. Sin duda alguna, Millán-Astray acertó en su concepto de Legión, puesto que sigue vivo 98 años después.

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