Tribuna

Manuel Peñalver

Catedrático de Lengua Española de la Universidad de Almería

Ayuso contra iglesias, un duelo de titanes

La expectación despertada rescata los misterios más ocultos de la ficción, Aun cuando ni Isabel ni Pablo, que fueron compañeros de tertulia y salieron de cañas, no sean novelistas

Ayuso contra iglesias, un duelo de titanes Ayuso contra iglesias, un duelo de titanes

Ayuso contra iglesias, un duelo de titanes

La moción de censura, que esculpió en el recuadro de la política de márquetin, doña Ambiciones (o, si se quiere, Melibea) Arrimadas, ha provocado un seísmo en el tablero nacional, que ha proyectado en la pantalla de los partidos un escenario, el cual era impensable hasta hace bien poco: una crisis de Gobierno, la convocatoria de elecciones en Madrid y su consecuencia: el enfrentamiento en duelo de titanes entre Isabel Díaz y Pablo Iglesias. O sea, la derecha, derecha y la izquierda, izquierda: ambas, sin complejos, sin máscaras y sin maquillajes. Melibea Arrimadas, que corteja a Calixto Sánchez con el fin de obtener la bendición del poder, para salvarse ella misma del naufragio, ha sido la autora de una carambola, que creía circunscrita a Murcia. Ahora, la batalla ya no será siquiera entre PP y Unidas Podemos, sino entre la rebeldía de una dama y la astucia de un caballero, porque en esta disputa el juego no anda entre bobos, sino entre una actriz y un actor, a pesar de que la una no sea Jane Fonda, ni Brigitte Bardot, ni el otro, Burt Lancaster, ni Kirk Douglas.

Digámoslo en román paladino: el desafío reúne todos los ingredientes de unas elecciones generales y casi ninguno de unas autonómicas: por los personajes y por sus efectos en el panorama de la política española, que han cogido a Casado y al propio Sánchez sin palabras y sin gestos, que no sean los que languidecen ante la cámara. Después del cuatro de mayo, ya nada será igual, se lleve a quien se lleve la corriente, puesto que aquí ni siquiera las paremias y los refranes serán los mismos. Los protagonistas de este duelo en la misma puerta del Sol, y ante la atenta mirada del reloj, presentan coincidencias literarias, psicológicas y hasta cinematográficas, a pesar de sus diferencias ideológicas: son mesiánicos, megalómanos, rebeldes, versos libres, protagonistas de sus egos freudianos y convencidos, ella y él, de que están por encima de la semblanza de lo que se entiende por corrección política. Ayuso e Iglesias se consideran una heroína y un héroe, que no quieren arder en la hoguera de las vanidades.

Intuitiva, la una, y con una sólida formación intelectual, el otro, se sitúan ambos por encima del bien y del mal, y desprecian la idiosincrasia de los políticos que se miran al espejo y siguen las marcas de la colonia, de la ropa, del champú o del corte de pelo, que aconsejan los profesionales de la imagen. Por ello mismo, Ayuso es la antítesis de Arrimadas, e Iglesias, de Sánchez. Saben que el cuatro de mayo se la juegan y que sus respectivas apuestas están llenas de riesgos. Lo que no se puede obviar es que son valientes y temerarios. Uno de los dos será devorado por Saturno. Quien pierda en las urnas puede dar por concluida su carrera política. Los mensajes no pueden ser, a este respecto, más antagónicos. «O comunismo o libertad», enfatiza la candidata del Partido Popular. «Hay que parar a esta derecha criminal», asevera el candidato de Unidas

Podemos. El tráiler de los acontecimientos cambia de guion conforme pasan los días. La estrategia de hoy puede dar paso a otra, mañana. Lo que está en juego es el poder que se proyecta más allá de unos resultados que son una incógnita. La expectación despertada rescata los misterios más ocultos de la ficción, Aun cuando ni Isabel ni Pablo, que fueron compañeros de tertulia y salieron de cañas, no sean novelistas.

¿Por qué han dado este paso en las circunstancias actuales? La presidenta, por ambición, más que por convicción, con la sombra de una supuesta moción de Ciudadanos en el horizonte. El vicepresidente, por muy diversos motivos: el acuerdo de Sánchez con el partido naranja, su papel secundario en el Gobierno, el no querer participar en la toma de las medidas económicas que exige Europa, el temor a una destitución, las encuestas adversas a Unidas Podemos, el rechazo de Irene Montero a encabezar la candidatura y el posible adelanto de las elecciones Generales. Jane Fonda (¿Ayuso?) y Kirk Douglas (¿Iglesias?) se van a enfrentar en un duelo de titanes. Ella, con mímica y pocas palabras. Él, con dialéctica y silogismos. No sacarán un colt, mas sí sintagmas, como balas. ¡Pero que los dos personajes se anden con cuidado! Una nueva estrella ha nacido en el universo político: la candidata de Más Madrid, Mónica García. Tiene estilo, elegancia y sintaxis. Habla como Demóstenes. Y le ha dicho no a don Pablo. En la puerta del Sol, ya son tres más dos. ¿Acaso es Mónica, con su métrica nerudiana y sonrisa de Julia Roberts, la mujer que escribirá las páginas del cuatro de mayo, palabra por palabra? Entre sueños, cabe el ínfimo instante.

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