Tribuna

tRINO TORTOSA

Galerista

¿Qué fue de todo aquello?

Pedro Sánchez, cuando no se aprueben los Presupuestos Generales del Estado, en la tramitación al Congreso, tendrá la excusa para decir que lo intentó pero que no le dejaron

¿Qué fue de todo aquello? ¿Qué fue de todo aquello?

¿Qué fue de todo aquello?

Durante las últimas fechas se ha visto reproducida ampliamente por las televisiones, una imagen que no he podido menos que calificar como nostálgica, impactándome profundamente y haciéndome recordar, con una mezcla de amargura, desencanto y hasta cierto punto, frustración, cuando viene a mi memoria aquella primavera del 68 en París.

La fotografía en cuestión nos muestra el reducido grupo de profesores universitarios que, en la facultad de ciencias políticas de la Complutense madrileña, fueran los fundadores del germen de Podemos. Junto al imberbe, entonces, Pablo Iglesias, figuraban, Monedero, Carolina Bescansa, Luis Alegre e Iñigo Rejón. Al verles, entrelazando sus brazos con ilusionada mirada y con el evidente deseo de modificar unas estructuras económicas y sociales que, según ellos, había que asaltar para conseguir el ideal de una España más justa e igualitaria, en la que el interés de la gente debía primar sobre el interés de los políticos y, en general, de sobre el sistema económico creado por las oligarquías, me hago la siguiente pregunta: ¿Qué fue de todo aquello?

Me atrevo a afirmar que el proyecto de los fundadores de Podemos que en su día logró aunar la ilusión de 5.000.000 de votantes en toda España, hoy lo considero fracasado; pues si bien y para las próximas elecciones generales, puede quedarles un resto de votantes, está muy lejos de concitar aquel grado de entusiasmo y esperanza que, no hace más de 5 años, vibró en nuestro país. Comprobamos, que los intereses personales y el ansia de poder han roto los vínculos que intentaron fusionar las diferentes confluencias que en su día integraron el proyecto Podemos; tales como "las mareas gallegas", "en común podem", "grupos anticapitalistas" y demás compañeros incluidos los pocos miembros de aquella Izquierda Unida en la que se refugiaron los supervivientes del ya extinto PCE.

Susana Díaz, el PSOE y sus compañeros de viaje, en la moción de censura contra Rajoy y en general toda la izquierda española, ante lo sucedido electoralmente en los últimos comicios andaluces, no han sabido digerir lo que el pueblo andaluz ha puesto de manifiesto con su voto. En lugar de efectuar un análisis sosegado de la motivación del resultado que alojaron las urnas y efectuar una ponderada autocrítica de el por qué de estos resultados, se han limitado a denostar públicamente, desde el mismo momento de la noche electoral, a atribuirlo a la conjunción de "la triple alianza de la derecha y centro derecha, con la fuerza extremista y seudofranquista, representada por la aparición de VOX.

Resulta más que curioso la actuación de las representaciones del PSOE sanchista, intentando reconducir la actitud del votante de izquierdas ante la situación política del momento. Observamos, por una parte, la lucha interna que en el PSOE se está produciendo entre los partidarios del sector oficialista-sanchísta y aquellos que defienden la continuidad de Susana Díaz, apoyada por algunos de sus barones regionales, con mando en plaza, y aquellos que postulan la continuidad de los que defienden los postulados de Pedro Sánchez del "diálogo y comprensión" con aquellos independentistas y nacionalistas que ven con el concurso de estos actores la continuidad del Gobierno de Sánchez hasta, al menos, las próximas elecciones generales.

No puede olvidarse, aunque ha pasado inadvertido, el postulado fundamental que mueve a aquellos que en si día votaron la investidura de Sánchez, de que "cualquier otro presidente del Gobierno de España" sería menos proclive a las tesis del nacionalismo disgregador que el propio Sánchez, y que, de ahí, nace la necesidad de apoyar su continuidad en el Gobierno de la nación. Este planteamiento, al principio correcto desde el punto de vista de los aliados de Sánchez, tiene, sin embargo, un fallo capital que no es otro que el Gobierno Socialista, al estar apoyado por formaciones con tan distintos objetivos finales, necesariamente han de chocar frontalmente con los interese generales del PSOE. Tomemos, por ejemplo lo ocurrido en la votación en el Congreso del último decreto ley aprobado por el Consejo de Ministros en relación con los alquileres de la vivienda, decreto ley rebatido por la Cámara que debería ratificarlo para su entrada en vigor. Podemos ha votado en contra, al no recoger el decreto la limitación del precio de los alquileres pactada con el Gobierno para que Podemos apoye los PGE, precios que chocaban con las tesis defendidas por PNV y la antigua Convergencia, razón última para que no fueran incluidos en el decreto. ¿Qué será de los PGE en la próxima tramitación en el Congreso?

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