Tribuna

jAVIER pERY pAREDES

Almirante jubilado

¿Qué hay de lo mío?

Habría que abandonar la pregunta egoísta de ¿qué hay de lo mío? y hacerse otra más generosa ¿cómo puedo ayudar?

¿Qué hay de lo mío? ¿Qué hay de lo mío?

¿Qué hay de lo mío?

En estos días posteriores a las elecciones, con tantas conversaciones cruzadas sobre pactos, despejado el ruido de fondo que se percibe, lo que se escucha es: "¿qué hay de lo mío?", una imagen reflejo del espejo político. Un contraste enorme con la figura real de la política en la Transición. Lo que entonces fue generosidad, hoy es egoísmo. Lo que se hizo por derecho, con la franqueza de quienes sufrieron las consecuencias de tantas diferencias, hoy se muestra invertido, como la imagen del espejo. Lo que fue la ocupación común por ganar el futuro, hoy es la pelea por recoger a título personal los beneficios del pasado a costa de los demás.

Hay que entender los tiempos, es verdad, pero resulta chocante que mientras se habla de igualdad se olvide la unidad, mientras se esgrime la pobreza se despilfarre en agencias y organismos como nuevos ricos, mientras que el mundo se enfrenta a un cambio espectacular propiciado por la globalización, la migración y la demografía, aquí se aferren al pasado y se atrincheran en un bastión quienes reclamaron la demolición del "bunker" en los años setenta. ¡Esto es difícil de entender! Salvo que se acepte como premisa o como hipótesis de partida que los españoles perdimos la memoria colectiva del inmediata para sustituirla por los cuentos sobre el pasado que cada noche se encargan de relatarnos algunos próceres en las tertulias radiofónicas.

Y mientras que unos se preguntan por lo propio, se olvidan de que otros también van a lo suyo. Ahí tenemos al Gobierno de Cataluña que, mientras le da hilo a la cometa de la secesión, niega el pan y sal a los catalanes castellanos parlantes, como también lo hace, poco a poco y calladita, la Junta de Galicia cuando alguien se interesa por los asuntos en la otra esquina de la Península Ibérica. Pero…nada debe extrañar sobre ese egoísmo institucional a la hora de gobernar. Existe una confusión generalizada en todas las administraciones entre lo que es de los partidos políticos y lo que corresponde a la administración gobernante. Se oye hablar de lo que negocian los partidos en boca de los portavoces gubernamentales al tiempo que los voceros de los partidos anuncian lo que harán los gobiernos. Y cuando se produce esta confusión, se está un paso más cerca del totalitarismo que, al fin y al cabo, es el reflejo de "¿qué hay de lo mío?"

Por aquello de que los miembros del Congreso de los Diputados representan a todos los españoles, con independencia de donde se les eligiera para el cargo, cuesta trabajo aceptar el hecho indiscutible de que se representan solamente a sí mismo o todo lo más a los miembros de su cofradía política. Y puestas las cosas de esta manera, también habría que aceptar que cualquiera preguntara ¿qué hay de lo mío? cuando lo mío fuese España y los españoles. Y lo mío lo es.

En este mercado que se formó en torno a las instituciones, con tan clara compra y venta de parabienes políticos, supone un considerable esfuerzo sustraer alguno de ellos para los españoles en general, pero resulta más sencillo hacerlo para un grupo minoritario. Da la sensación de que la vuelta a la tortilla a la sociedad que algunos propician, con la demonización de la Transición y lo que supuso para España y las inconsistentes propuestas de cambio que hacen, tiene que ver con convertir lo marginal en lo mollar y lo general en lo marginal. Si así sucediera, España se vería mucho más al margen de todo, lo que vislumbro empieza a suceder.

Tal vez, como dijo en su día Luis de Battenberg, Lord Mountbatten, cuando le preguntaron sobre cómo trabajar en equipo y ganar la guerra, habría que abandonar la pregunta egoísta de ¿qué hay de lo mío? y hacerse otra más generosa ¿cómo puedo ayudar? o recordar las tan manidas declaraciones de John F Kennedy cuando se dijo que había que preguntarse ¿qué puedes hacer por tu país? en lugar de ¿qué puede hacer tu país por ti?

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios