Tribuna

Javier Ángel Soriano Trujillo

Subdelegado de Defensa en Almería

Del C-42 al S-42 (Ara San Juan)

En sus casi 103 años de vida, el Arma submarina española ha perdido seis submarinos. Cinco resultaron hundidos de 1936 al 39 como consecuencia de acciones de la Guerra Civil

DEL C-4 AL S-42 (ARA SAN JUAN) DEL C-4 AL S-42 (ARA SAN JUAN)

DEL C-4 AL S-42 (ARA SAN JUAN) / efe / mauricio arduin

El pasado 15 de noviembre desaparecía en las profundidades del Atlántico el submarino argentino S-42 (ARA SAN JUAN), y cuando apenas se han cumplido poco más de 2 meses, ha dejado de ser noticia de portada en los medios de comunicación internacionales. El trágico final de sus 44 tripulantes ha dejado de tener interés mediático. Esta situación a la que se está enfrentando la Armada argentina con la desaparición en tiempo de paz de un submarino con toda su tripulación, también la ha sufrido nuestra Armada.

Las Armas submarinas de ambas Armadas nacieron con apenas 11 años de diferencia. La española en 1915 con la conocida Ley Miranda, y la argentina en 1926 con una Ley que habilitó la firma al siguiente año de un contrato para la construcción de tres submarinos en Italia y las edificaciones de apoyo necesarias en el puerto de Mar del Plata.

En sus casi 103 años de vida, el Arma submarina española ha perdido seis submarinos. Cinco de ellos resultaron hundidos durante el periodo de 1936 al 39 como consecuencia de acciones derivadas de la propia Guerra Civil: el submarino B-6, hundido el 19 de septiembre de 1936 a quince millas del Cabo Peñas (Asturias); el B-5, desaparecido con toda su tripulación en el mismo año frente a las costas de Málaga, posiblemente por sabotaje de su propio comandante; el C-3, hundido también cerca de la costa malagueña al ser torpedeado por el submarino alemán U-34; el C-5, desaparecido por causas desconocidas en la noche del 30 de diciembre de 1936 frente a las costas de Ribadesella y el C-6, echado a pique por su propia tripulación en el puerto de Gijón para evitar ser apresado por las fuerzas navales nacionales que habían conquistado el norte de España.

El sexto submarino, el C-4, ha sido el único que hemos perdido en tiempo de paz, como les ha ocurrido ahora a los argentinos con el S-42 SAN JUAN. El C-4 se perdió el 27 de junio de 1946 cuando en las cercanías de Port de Sóller (Mallorca) se partió en dos al chocar con el destructor Lepanto.

En las fechas de su hundimiento se estaban desarrollando unos ejercicios navales en aguas cercanas a Port de Sóller, que culminarían con el disparo de varios torpedos reales. Durante los ejercicios del 27 de junio, los destructores Alcalá Galiano, Churruca y Lepanto partieron del puerto de Palma de Mallorca, actuando como fuerza agresora; debían ser interceptados por los submarinos General Sanjurjo, C-2 y C-4, que estarían situados a unas 15 millas de la costa, entre los morros de Sa Vaca y d'en Llobera, que ocupando cuadrículas asignadas en la zona debían realizar lanzamiento simulado para a continuación emerger a fin de marcar su posición y demostrar la idoneidad de la misma para el ataque con torpedo.

El ejercicio se estaba desarrollando con normalidad hasta que a las 13:55 horas, y de forma totalmente imprevista, el C-4 emergió justo delante del Lepanto, impactando el destructor de lleno con su proa entre la vela y el montaje de cañón del submarino. Desapareció de la superficie del mar en pocos segundos, pues el fuerte impacto que recibió fue suficiente para partirlo en dos, llevándose consigo a toda la tripulación compuesta de 44 personas, cuyos cuerpos no pudieron ser rescatados. Hoy, una placa de bronce en la estación Naval de Port de Sóller con sus nombres y empleos, mantiene viva su memoria.

70 años después de darlo de baja oficialmente en la lista naval de nuestra Armada, se produce la desaparición del submarino argentino S-42 ARA SAN JUAN con el mismo número de tripulantes que el nuestro. Dos submarinos, distinta época y mar, pero dos tripulaciones unidas por un mismo destino.

Un submarino es una máquina compleja y que opera en un entorno tan hostil y exigente como son las profundidades marinas, y hay que tener agallas y una gran formación y profesionalidad para formar parte de su tripulación. La que tenían los tripulantes del C-4 español antes, como ahora los del S-42 argentino.

El 15 de noviembre, en aguas del atlántico, los militares españoles perdimos a 44 compañeros argentinos. Como reza en el himno de nuestra Arma submarina: "…Con tantas millas en inmersión, vive contigo el compañerismo, la disciplina y la vocación. Y si la patria te lo exigiera, darás la prueba de tu valor…". Los héroes del S-42 han dado prueba de su valor entregando su propia vida. Fueron fieles al lema de su Armada, ya que se fueron a pique, pero nunca rindieron el pabellón.

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