El Cid Campeador almeriense El Cid Campeador almeriense

El Cid Campeador almeriense

Este pasado mes de octubre, en la XXII celebración del Día Nacional del Veterano de las Fuerzas Armadas y Guardia Civil, que tuvo lugar en la ciudad de Burgos, asistí a la recepción oficial que el Ayuntamiento de esa ciudad castellana ofreció en el Teatro Principal a la Junta Nacional y a los Presidentes de las Delegaciones provinciales de la Real Hermandad de Veteranos de las Fuerzas Armadas y Guardia Civil. En esta recepción, uno de los Veteranos burgaleses asistentes, al enterarse de mi provincia de procedencia, me habló del almeriense de Ohanes Juan Cristóbal González Quesada (1897-1961), autor de la magnífica y soberbia estatua en bronce del Cid Campeador que preside la plaza del mismo nombre en el centro de la ciudad, junto al puente de San Pablo sobre el río Arlanzón. El Teatro Principal de Burgos se encuentra ubicado en la misma plaza, por lo que tuve la oportunidad de disfrutar de la majestuosidad de esta estatua. Y he de reconocer mi desconocimiento, no sólo de que el autor de esta imponente obra fuese un almeriense, sino de la propia existencia de Juan Cristóbal, como se le conoce artísticamente, y su origen Ohanense.

Tuve que recurrir a Internet para enterarme de que fue en 1947 cuando el Alcalde de la ciudad de Burgos llevó a cabo las gestiones para levantar un monumento en homenaje a Rodrigo Díaz, natural de la localidad burgalesa de Vivar. En septiembre de ese mismo año se contrató a nuestro paisano para la erección de la estatua, bajo un proyecto del arquitecto Fernando Chueca Goitia, monumento que fue inaugurado el 23 de julio de 1955.

Una estatua fundida en bronce que representa al Cid cruzando el río Arlanzón en el momento de abandonar Burgos, a lomos de su caballo Babieca, y blandiendo en su mano derecha la espada Tizona, señalando hacia Valencia, su lugar de destierro. Con una altura de 4 m, está erigida sobre un pedestal de granito y piedra caliza de unos 5 m de altura. En el pedestal se inscriben dos textos relativos a la vida y muerte del Cid, así como los escudos de Burgos y de Castilla.

El Cid moldeado por nuestro paisano, es hoy en día uno de los siete erigidos en el mundo para rendirle homenaje. Además de esta estatua de Burgos, las hay en las ciudades de Nueva York, San Francisco, San Diego, Buenos Aires y Sevilla, donde las estatuas existentes de esta figura legendaria fueron moldeadas por la misma escultora, la estadounidense Anna Hyatt Huntington (1876-1973), y en Valencia, moldeada por el emeritense Juan de Ávalos (1911-2006).

Indagando en la obra de Juan Cristóbal, he tenido la oportunidad de recuperar los artículos que sobre su figura han escrito el historiador Antonio Sevillano (Escultor Juan Cristobal: Desidia Oficial, Consagración en Madrid, Navarro Rodrigo y Almería, y Ohanes. El escultor ignorado en su tierra) y el Catedrático José Luis Ruz (El escultor Juan Cristóbal. granadino de vocación), publicados en este mismo Diario de Almería, con cuyos contenidos estoy totalmente de acuerdo.

De sus obras escultóricas, sólo dos se erigen en nuestra provincia: los monumentos al político Carlos Navarro Rodrigo (1929, Almería) y al Obispo Diego Ventaja Milán (1961, Ohanes). Interesante destacar la recuperación del monumento a Navarro Rodrigo, gracias a la intervención destacada de Antonio Sevillano. De su biografía, poco más se puede añadir a lo ya escrito en este mismo periódico y en estos últimos meses por los ya citados Antonio Sevillano y José Luis Ruz.

Como curiosidad, añadir que Juan Cristóbal fue cofundador el 11 de febrero de 1933 de la Asociación de Amigos de la Unión Soviética, una Asociación que no tuvo "más programa ni más bandera que decir y ayudar a conocer la verdad sobre la URSS, combatiendo con las armas de la verdad la mentira, la calumnia y la deformación" (del manifiesto fundacional). Mucho debieron cambiar las cosas para que, siendo cofundador de esta Asociación, moldease años después la figura del Obispo Diego Ventaja, asesinado en julio de 1936 por los "amigos de la Unión Soviética".

Nuestro carácter almeriense, nuestra desidia, unido a la "vocación granadina" del propio Juan Cristóbal, a cuya capital se trasladó con su familia con apenas diez años, han dado lugar a que, en mi caso, haya tenido que ser un burgalés y la figura del Cid Campeador el que me haya permitido descubrir a este gran escultor que ha dado nuestra tierra.

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