Tribuna

Coronel Javier Soriano

Subdelegado de Defensa en Almería

Los de la Corona fueron los últimos

Al igual que en 1921, los de la Corona, de guarnición en Almería, fueron los primeros en acudir en auxilio de los melillenses tras el desastre de Annual

Los de la Corona fueron los últimos Los de la Corona fueron los últimos

Los de la Corona fueron los últimos

En 1526 el marino español Francisco de Hoces sobrepasó el final del continente americano, adentrándose en las aguas que separan la Antártida de la Tierra del Fuego. Cincuenta y dos años después, en 1578, navegó por las mismas aguas Francis Drake. Hoy, estas aguas son conocidas como Paso de Drake, imponiéndose la terminología anglosajona, obviando que antes se llamó Mar de Hoces en honor a su descubridor español. Esto no es más que un ejemplo de hasta qué punto los españoles solemos olvidar nuestras gestas, al contrario que otras naciones que tienden incluso a exagerarlas, como ocurre en el caso de los ataques españoles a las islas británicas, ya que algunos creen que solo lo intentamos en 1588 con la llamada con ironía por los propios ingleses como Armada Invencible. Pero nos olvidamos de otras hazañas sobre suelo inglés como las llevadas a cabo por D. Fernán Sánchez de Tovar que en 1380, en el contexto de la guerra de los 100 años, arrasó repetidas veces la costa sur de Inglaterra y remontó el Támesis incendiando la ciudad de Gravesend, a 40 Kms de Londres. Unos años antes, en 1372, una flota castellana sorprendió a otra inglesa dirigiéndose al puerto francés de La Rochelle repletos con el dinero para financiar sus tropas en el continente, derrotándola y haciéndose con toda su carga. En 1374, la flota castellana saqueó la isla inglesa de Wight. En esos años los ataques de la Armada castellana a Inglaterra fueron continuos y victoriosos.

O cuando en el siglo XVI, en el contexto de la guerra anglo-española de 1585 a 1604, desde bases españolas en territorio francés (Blavet - actual Port Louis - y Calais) se llevaron a cabo incursiones sobre la costa inglesa, como la que tuvo lugar en 1595 cuando una fuerza al mando de Carlos de Amézquita zarpó de Blavet para desembarcar en el extremo occidental de la península de Cornualles, en el puerto de Mousehole, arrasando esta ciudad y las de Paul, Newlyn y Penzance. Esta acción ha pasado a la historia como la batalla de Cornualles. O cuando en 1597 llevamos a cabo un intento de invasión de la envergadura del anterior de 1588, en el que de nuevo volvimos a enfrentarnos a un fuerte temporal frente a las costas inglesas que obligó a la flota a dispersarse, aunque en esta ocasión no llegaron a producirse los efectos catastróficos de 1588. Pero siete buques de esta flota llegaron a la costa inglesa, desembarcando unos 400 soldados de los temidos Tercios españoles que tomaron la ciudad de Falmouth, pero tuvieron que reembarcar de nuevo para regresar a España al confirmar que el resto del Ejército no iba a llegar. O cuando de nuevo, en septiembre de 1601, partió de Lisboa una expedición militar a Irlanda para apoyar un levantamiento de los católicos irlandeses contra los ingleses. Siendo su destino la ciudad de Cork, al final desembarcaron en Kinsale el 1 de octubre. Eran unos 3.000 soldados de los Tercios de Juan del Águila y Francisco de Toledo. Bloqueados por mar y tierra por las tropas inglesas sin producirse la esperada sublevación irlandesa, tuvieron que capitular el 12 de enero de 1602, no sin antes haber derrotado a los ingleses en Castlehaven y tomadas las plazas de Dunboy, Donneshed y Donnelong. Y de ahí al último desembarco español en las islas británicas, en esta ocasión en tierras escocesas en apoyo del levantamiento jacobita de 1719 con el envío de un primer contingente de 300 soldados que desembarcó en las tierras altas de Escocia para unirse a los clanes escoceses jacobitas e iniciar la revuelta, y otro de 7.000 soldados que debían desembarcar en tierras galesas. Esta fuerza principal no pudo llegar a sus objetivos en Gales por los temporales en el Atlántico. La reacción inglesa fue rápida al enviar un numeroso contingente de tropas, venciendo a los jacobitas con sus aliados españoles en la batalla de Glenshiel. Los 300 soldados españoles pertenecían al Regimiento de la Corona, e iban al mando de su Coronel D. Nicolás de Castro Bolaño. La colina donde aconteció esta batalla hoy se llama The Peak of the Spaniards (El Pico de los Españoles) en honor a su heroica resistencia. Al igual que en 1921, los de la Corona, de guarnición en Almería, fueron los primeros en acudir en auxilio de los melillense tras el desastre de Annual, también los de la Corona han sido en este caso los últimos soldados extranjeros que han combatido cuerpo a cuerpo contra los ingleses en sus propias islas.

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