Tribuna

Joaquín Revueltas

Profesor

La Covid pasa lista en las aulas

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La Covid pasa lista en las aulas

D ESDE septiembre los centros educativos están luchando para proteger a todo su alumnado de este virus que sigue dibujando olas salpicadas por positivos y personas confinadas.

Los colegios e institutos siguen sus medidas antiCovid, maestros y profesores se levantan cada mañana demostrando una vez más una vocación que ahora más que nunca cobra su mejor significado.

Mascarillas, geles hidroalcohólicos, lavado de manos , rollos de papel para desinfectar mesas , termómetros y todo lo necesario para intentar esquivar a este virus que tanto daño está haciendo en nuestro mundo.

En el mundo escolar, tener un positivo se convertía en alegría, suponía sumar, avanzar y superar una materia. Desgraciadamente ahora, esta palabra ha invertido su significado y ahora su sonido produce malestar e incertidumbre.

En estos últimos meses estamos comprobando como muchos centros van apuntándose a la lista de tener a algún positivo, alguna clase confinada.

Dentro de las aulas se respira y se cumplen la normativa anticovid, pero desgraciadamente fuera, en la calle, muchos alumnos viven ajenos a esta realidad que no respeta edades.

Muchas veces comprobamos como algunos alumnos inmediatamente de salir de los centros escolares se quitan las mascarillas y se olvidan por completo de todo el protocolo que dentro de las aulas se vive. Esos mismos alumnos que salen de las aulas quitándose las mascarillas y en muchos casos tirándolas son el claro ejemplo de esta sociedad.

Alumnos que han confinado su rutina por cumplir sus normas, por salvar la vida de sus seres queridos y por protegerse de un compañero de clase indeseado como es el temido coronavirus.

Cada día los docentes imparten sus clases, sin trajes especiales, no somos superhéroes, estamos viviendo este curso duro, pero aún así levantamos el vuelo con la mejor sonrisa, confiando y apostando por la vacuna de la educación y la esperanza.

Las faltas injustificadas vienen acompañadas por mensajes que avisan de un posible positivo, una ausencia que se convierte en una posible sucesión o no de casos.

La ventilación en las aulas en muchas ocasiones se han convertido en auténticos congeladores, la concentración y las explicaciones han visto mermadas sus capacidades al tener que soportar esta dureza.

Los profes nos hemos convertido en enfermeros docentes, preparados para detectar alguna anomalía que suponga una alteración en la salud de nuestros alumnos.

Ahora el trabajo de un docente se ha olvidado del reloj, ya no tenemos un horario establecido.

Tenemos alumnos que no pueden venir a las aulas por tener a familiares directos de alto riesgo, alumnos confinados, todo esto ha provocado que nuestras clases se multipliquen.

Como si de actores se tratara que tuviésemos que representar una misma función a diferentes horas, nuestras clases se han convertido en representaciones que hay que impartir en diferentes sitios.

Tenemos miedos camuflados muchas veces en sonrisas, en lecciones que salen de nuestros corazones y que escoden soledades, incertidumbres y un agotamiento mental y físico. Queremos pasar lista, queremos ver a nuestros alumnos y queremos borrar de nuestros partes de faltas las ausencias provocadas por esta triste y dura situación que estamos padeciendo todos.

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