Tribuna

jOAQUÍN rEVUELTAS

Profesor

Crear silencio en un mundo enfermo

Paremos nuestro motor, busquemos momentos para perdernos en el mundo del silencio destapando la mente al equilibrio y a la verdadera felicidad

Crear silencio en un mundo enfermo Crear silencio en un mundo enfermo

Crear silencio en un mundo enfermo

Amedida que nos hacemos mayores vemos el tiempo como una magnitud grandiosa, queremos controlar su velocidad y nos olvidamos muchas veces de este viaje sin disfrutar de su recorrido.

Palabras que se mueven en coches teledirigidos por una fuerza que sobrepasa la respiración y la autenticidad, personas que se cruzan en tu vida y están sujetas a espacios y tiempos veloces barridos por una aceleración que no espera.

Estamos absortos en la era tecnológica, el ruido se hace dueño y señor de un mundo cada día más enfermo.

Las amistades se convierten muchas veces en pañuelos de usar y tirar, las parejas se esfuman como el viento atrapado por un temporal que espera conversaciones que vuelvan a unir esos momentos que en su día quedaron sellados.

La globalización ha hecho que todo esté a nuestro alcance, podemos comprar todo lo que queramos con un solo clic en cualquier página web.

Recuerdo un programa de los ochenta, EL TIEMPO ES ORO. Cuánta verdad guardaba .

La paciencia se halla perdida en un mundo que respira contaminación vírica, ruidosa y perjudicial para el alma y el sentido común.

Nos da miedo quedarnos solos, el silencio se convierte a veces en esa voz que nos negamos a escuchar.

Cada día planificamos nuestras agendas, trabajo, gimnasio, quedadas con amigos y nos olvidamos de guardar un tiempo para el silencio.

A través del silencio, volvemos a abrir ese álbum de fotos cargado de recuerdos, las tempestades y el buen tiempo juegan a cambiarse de sitio, en definitiva, pasamos a otra dimensión donde nuestra mirada contempla la objetividad que hace falta en este mundo cada día más ciego y enfermo.

En nuestro silencio construimos sueños, limpiamos nuestras lágrimas, escupimos aceleraciones que conducen a enfermedades mentales y físicas, lavamos nuestros corazones y ponemos a debate sentimientos y preocupaciones que en nuestro mundo se convierten en paradas que nos saltamos sin saber que en el futuro estos descosidos se convertirán en tristezas incurables.

Hoy día el ruido se ha hecho rey de nuestra sociedad, ha dejado prisionero al silencio.

Además del tráfico, existe un ruido personal que nos perjudica y que nos impide encontrar los beneficios del silencio.

El estrés, la impaciencia y la velocidad, hacen que nuestro cerebro y corazón estén castigados a altos decibelios dolorosos y enfermizos.

La felicidad se mira en el espejo de la superficialidad y no se encuentra con ella misma. Por ese motivo, muchas personas buscan los beneficios del yoga, meditación y mindfulness.

Hay una necesidad, el cerebro quiere romper esa tormenta que habita en nuestro interior, necesita una palabra amiga, una medicina que consiga conectar nuestro cerebro con nuestro interior olvidando y barriendo toda esa contaminación acústica que tanto daño está haciendo a nuestro yo personal.

Paremos nuestro motor, busquemos momentos para perdernos en el mundo del silencio destapando la mente al equilibrio y a la verdadera felicidad.

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