Tribuna

Manuel Fco. Sánchez blanco

Arquitecto

Creencia

Creencia Creencia

Creencia / rosell

En este texto me referiré a la creencia religiosa y, más concretamente, a la creencia cristiana. Se podría hacer extensiva a las otras dos religiones monoteístas abrahámicas sin duda, las cuales tienen más de 4.000 millones de seguidores en este planeta; es decir, más de una persona de cada dos. Estas tienen una característica común y muy poderosa: son muy antiguas. Característica que les da un marchamo de fiabilidad y en cualquier caso de prevalencia.

Creer es una cuestión de confianza desde una perspectiva racional. Así, nuestra confianza en la teoría de la gravitación universal de Isaac Newton es alta, ya que ha demostrado a lo largo del tiempo su veracidad y exactitud, muchas veces comprobadas. Del mismo modo, nuestra confianza en la existencia de Dios es baja, a causa de la pobreza de datos rigurosos que la apoyen.

Pero los seres humanos no somos exclusivamente racionales (hay demasiadas muestras de ello) ni nuestro comportamiento es matemático y, por tanto, sujeto a las leyes de la física. Dice un neurólogo español de gran prestigio internacional, Mora Teruel (andaluz de Granada,) que somos un 20% racionales y un 80% emocionales.

Nuestras mentes son subjetivas, es decir, captamos la realidad objetiva que nos rodea para fabricar nuestra propia realidad. Y esa realidad subjetiva está compuesta de conocimientos pragmáticos más que exactos y emociones básicamente. En palabras de Brian Greene (Hasta el final del tiempo): "Del mismo modo que la presión adaptativa modeló una mente humana poseedora del lenguaje, contadora de historias, hacedora de mitos, practicante de rituales, creadora de arte y buscadora del saber, esta modeló también nuestras capacidades emocionales"

A la hora de creer, continúa diciéndonos B. Greene, algunos se dirigen a la ciencia, otros se fían más de alguna autoridad, otros de la comunidad. Hay quienes depositan toda su confianza en la tradición o en la intuición. Por tanto, nuestras creencias es una mezcla, una trama de racionalidad, emociones, tradiciones, intuiciones, hechos y experiencias y hasta de visiones y sueños. Así de compleja.

"Si la fe es creer en cosas difíciles de creer estamos arruinando la vida cristiana, vaciándola de toda experiencia interior de Dios. Sin esa experiencia la fe queda reducida a algo infantil y superficial sin futuro" (J.A. Pagola sacerdote, teólogo y escritor). Difícilmente se puede estar en desacuerdo con este pensamiento poderoso que nos habla de ese encuentro que todo cristiano debe tener con el Dios en el que cree. Y que debe basarse, no hay otra, en la experiencia evangélica que nos ha sido transmitida.

Así pues, nos enfrentamos a la creencia desde nuestra mente compleja y contradictoria antes señalada, como una experiencia interior, como una vivencia entre la cosa a creer y tú mismo. Si eso no funciona así esa creencia es infantil y superficial, vacía y nula.

Ver hoy en andas o sobre su trono o paso una imagen poderosa y sublime de Jesús de Nazaret en cualquier calle de cualquier ciudad andaluza no sirve de nada, desde un punto de vista espiritual, si no abre las puertas de mi religiosidad acercándome al asombro o al misterio que el mensaje nos transmite. A la belleza, a la bondad o a lo sublime de sus palabras. Si no es así es simple espectáculo, hermoso sin duda, pero espectáculo.

Muchos se quedarán en la belleza de lo expuesto en las calles, en sus formas y sus cortejos, otros en la contemplación de un arte sacro que muchos ven de forma secular. Olvidando que este arte se creó para despertar los corazones fríos y aletargados, para despertar las mentes y llevarles a tener ese encuentro.

Finalmente me gustaría cerrar esta meditación como la empecé: hablando desde lo racional. Es innegable que, si el relato religioso va en contra de las leyes de la ciencia, este relato es nulo. Pondré dos ejemplos: la resurrección que muchas de las religiones prometen iría en contra de la ciencia en tanto que si el cuerpo muere es imposible que vuelva a tener otra vez vida (todo lo que vive muere). Pero la física cuántica de la escuela de Everett nos habla de multiuniversos y mundos paralelos infinitos en donde es posible estar muerto en este universo y estar vivo en otro. Con la única salvedad de que nunca ambos podrán conectarse y, por tanto, conocerse (la escuela de Copenhague lo niega). ¿Podría ser una explicación de la resurrección de modo científico? Puede ser. La creación del universo científicamente se explica por el famoso Big Bang. Hoy la física admite un antes de esta explosión como un punto fabulosamente caliente e infinitamente denso donde el espacio y el tiempo no existían; un punto de luz de infinita energía. El relato bíblico de la creación es un relato infantil, pero empieza diciendo: "Hágase la luz…" El Talmud habla de ese mismo instante de luz y de energía, de ese punto singularísimo que es anterior a todo. El Corán habla de un humo donde estaba concentrado el cielo y la tierra. ¿Puede haber una relación entre ambas teorías? Podría ser.

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