Tribuna

José María Martínez de Haro

Escritor y periodista

Desplantes y mala educación

Desplantes y mala educación Desplantes y mala educación

Desplantes y mala educación

Comienza a resultar cargante la actitud de la tribu podemita y sus asociados. Entre la chulería, la mala educación y cierta sensación de superioridad (totalmente falsa), sus mejores propuestas políticas se reducen a un muestrario de groserías propias de una sentada de universitarios cabreados por la mala calidad del botellón. No es que yo me distinga por mis simpatías a la Corona, pero como millones de españoles acato y respeto las Instituciones, los símbolos y todo lo que representa el Estado español y la Nación española donde libremente asentamos nuestras vidas. Aquí incluyo al Monarca, las FF Armadas, la bandera, el himno, el Congreso y el Senado, la Constitución de 1978 y todas las Instituciones democráticas que garantizan nuestras libertades, obligaciones y derechos. Los diputados y senadores, alcaldes y consejeros electos tienen, todos sin excepción, un plus de obligaciones y respeto respecto a la aceptación de todo esto que justamente es la base de su legitimidad como representantes de la soberanía nacional. Esta reciente tribu de políticos, llamados a escribir, según ellos mismos,"las más brillantes paginas de la historia de esta vieja Nación" (suena a chiste) comienzan a cansar con sus permanentes monsergas. Más allá del "prontuario de soluciones baratas e inmediatas " y un recetario de corta y pega , estos pelmazos se pasan su labor parlamentaria por el arco del despropósito. Lo de menos sería el atuendo propio de un circo ambulante, los tatuajes como seña de identidad sustituyendo a Hegel, las coletas , moños y despeinados, camisetas y pantalones raídos, todo muy cool tal que un pase de concursantes a un premio de chupa chups. Unos vainas que diría el camarada Maduro. Lo realmente importante es su vacuidad total y su cantinela de tipos estupendos que hacen ver que el resto de los políticos son una especie de fósiles de la era glacial por el simple hecho que , mejor o peor, tratan de cumplir con lo que representa esta Nación. Con sus defectos, si, con sus excesos, si, con sus actitudes tantas veces reprobables se amoldan como pueden a lo que se espera de ellos en una democracia parlamentaria y representativa.

Pero estos prodigios, descubridores de nuestras debilidades y torpezas, de nuestro vicios seculares, se marcan su propio guión que básicamente trata de epatar al personal con una originalidad que resulta absolutamente ridícula reducida a ocurrencias y exabruptos. Fuera de lugar. Cercana a países muy alejados de la Europa desarrollada y culta. Lo asombroso es que hayan logrado abducir con esas simplezas y mala educación a cinco millones de gentes de buena fe que, como ocurre con los votantes de Donald Trump, no logran ver la trampa del conejo escondido en la chistera. Así son las cosas en esta España desconcertada ante nuevos y estrepitosos mensajes de salvación.

Repatea leer los mensajes que envía la diputada Bescansa a la reina consorte, Leticia,con motivo del acto de apertura de las Cámaras. Se permite un tuteo y familiaridad impropio y chulesco, avisándola de los reproches y críticas que podrían llegarle por llevar al Congreso a sus dos hijas. Mamá Bescansa trata de comparar el numerito que montó en la primera sesión del Congreso cuando acudió con su niña como gesto "provocador" de una originalidad tal que esas artistas que muestran el vello púbico en un supermercado imaginando que es arte. Al igual que Iglesias, tratando de ocupar titulares cada día haciendo el gilipollas en tanto debe creer que es el no va más de la nueva política. Una provocación a la inteligencia esas pancartas que portaban en el Congreso pidiendo( exigiendo )la liberación de su "camarada" Andrés Bódalo, delincuente común condenado a cuatro años de cárcel por propinar una paliza tremenda al teniente de alcalde de Jódar (PSOE). O mostrando en plena sesión la bandera republicana, o insultando y señalando con tono provocador a políticos del PSOE, PP o Ciudadanos que efectivamente son absolutamente contrarios a lo que Podemos es y representa. Y ofende a una mayoría de españoles los constantes desprecios a nuestra bandera, al himno , a las Fuerzas Armadas, a la Policía y Guardia Civil, a los Tribunales de Justicia, a las Leyes, a los católicos y la Iglesia, a las tradiciones y costumbres, en definitiva a todo lo que conforma un país desarrollado y democrático que pretende convivir sin alterar los modos y usos que nos hemos dado como propios a lo largo de siglos. Quieren, o así lo ven los expertos, borrar del mapa la identidad de esta España que amamos.

Pero, ¿qué es en realidad Podemos?, creo que hay una confusión generalizada en la que yo mismo he caído. Se atribuye a Podemos y sus grupos afines una ideología de izquierda extrema. Según expertos en ciencia política, el populismo de Podemos no se atiene a ninguna ideología en particular, si bien sus gestos y modos de actuación son extremos, es más bien un método de actuación política con rasgos elementales. No se mueve por alcanzar el conocimiento de la verdad porque no se mueve en el terreno del conocimiento sino en el de la acción y la propaganda, el marketing y la captación de masas a través de las mentiras más o menos sofisticadas. Para el populismo la verdad es algo irrelevante , incluso contraproducente. Su único objetivo es el poder a costa de la verdad. Y por ello corrompe todos los ámbitos de la acción política sin importar si deriva hacia Lenin (¿Que hacer) o hacia Hitler (Mi lucha) porque ambos llegaron a seducir a las masas. El populismo se aleja del análisis racional y metódico de las corrientes filosóficas y políticas y se basa en la fuerza de las emociones sin que importe excitar las emociones más primitivas y peligrosas; el rencor, la envidia y el odio entre otras.

Es por ello que debe preocupar la oleada de populismo que arrasa Europa y ahora también EE UU. A nosotros nos ha tocado una cuota de populismo que se distingue por esas groserías, desplantes y mala educación que vienen caracterizándoles.

Lo demás es puro circo, ignorancia de nuestra historia, de nuestra cultura e identidad escenificadas con una soberbia que trata de enmascarar un complejo de inferioridad que asusta.

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