Tribuna

José María Martínez de Haro

Escritor y Periodista

EXCREMENTOS Y EVOLUCION DE LA ESPECIE

EXCREMENTOS Y EVOLUCION DE LA ESPECIE EXCREMENTOS Y EVOLUCION DE LA ESPECIE

EXCREMENTOS Y EVOLUCION DE LA ESPECIE

Los más aguerridos "soldados" del independentismo en Cataluña han encontrado en la violencia la expurgación de un atavismo extemporáneo capaz de romper las cadenas que sujetaban las almas heridas de opresión durante siglos. Imágenes de la primera escena del film "2001 Odisea en el espacio" de Stanley Kubrick mostraban el primitivismo cavernario, un grupo de homínidos rugientes alrededor de un hueso de mamut. Aquello, visto globalmente fue el origen. La naturaleza se abría paso y ocurrió el proceso de la evolución, asimétrica según algunos antropólogos. La evolución hasta llegar a la civilización. Y mucho más tarde a la democracia establecida en sencillos acuerdos colectivos de respetar las normas como principio de la convivencia y de la justicia árbitro de los conflicto, expresiones tangibles de la propia evolución del homo sapiens y del pensamiento orientado al progreso. La inteligencia y la experiencia abrieron nuevas formas de organización social. Y como signos de la actitud individual y colectiva el respeto, la tolerancia, la educación, incluso la elegancia, cualidades del más humilde ciudadano de la polis.

Arrojar excrementos a cualquier puerta, ventana o fachada de edificios públicos o privados, el hecho de recogerlos, envasarlos, trasportarlos y lanzarlos nos lleva otra vez a Kubrick. Proferir frases soeces y amenazas, ordenar las neuronas en esa dinámica escatológica y tribal no es la expresión más atinada de una democracia del siglo XXI. También están las pasiones políticas, el fervor patriótico, las náuseas de un país de fantasía, de una república que habría de nacer y no nació. Y también están los discípulos arracimados con la garganta enrojecida y la mueca torcida en el espumarajo de la violencia. Todo forma un conjunto estructural de un manual de psicopatía por abducción de una idea, cualquier idea. Las marchas, antorchas, consignas y orgullosas manifestaciones de cualquier forma de violencia son puros elementos que acompañan la fiebre de esa ensoñación redentora. Y como elemento ritual nada como el impacto y la textura de excrementos, si es humano más auténtico, que fertilice la tierra prometida manantial de todo bien, de la abundancia, la prosperidad y la felicidad sin atadura alguna.

Creíamos los románticos hedonistas del siglo pasado que la clave de toda exaltación y desbordamiento emocional estaba en el sexo como principio y fin de todo. Más allá de las creencias, más allá de lo racional estaba el sexo como sublimación de la mejor filosofía. La idea de las patrias, de la argumentación victimista de lo que pudo ser y no fue, estaba muy alejada de aquellos años jóvenes cuando aún éramos inocentes. También hubo idealistas arrastrados por otras pasiones. Era aquel siglo de escasas libertades donde las esperanzas cabrían en una caja de cerillas, simplemente aguardábamos el futuro. Y el futuro llegó sin avisar y por esas cosas extrañas cuando se abrieron las puertas del cielo los más tenaces coincidimos en la centralidad del deseo sexual como energía del universo y a los más escépticos no llegaron a seducirnos los vendedores del extenso catálogo de las utopías. Algunos otros cayeron irremediablemente en la misteriosa atracción del adanismo y la redención. Cada cual dio rienda suelta a sus otras pasiones eligiendo siglas, líderes y causas y tuvo sus momentos de gloria y emociones colectivas y también de muchas frustraciones para los entregados incondicionalmente. Lo cierto es que con errores y aciertos esto ha durado cuatro lustros. Hasta la gran aportación de la mierda envasada como sublimación de la libertad y expresión del mejor espíritu de un bello rinconcito de Europa. Menuda decepción para los adictos al orgasmo, la armonía y la belleza como terapia contra la violencia. Por todo ello estos decididos recogedores, envasadores, trasportadores y lanzadores de mierda serían la avanzadilla de una legión liberadora de una patria cautiva y debieran ocupar su lugar preeminente en la escala social. No hay oxígeno ni vida más allá de esa ensoñación.

Difícil imaginar el éxtasis de una profunda regresión al origen de todo, orgullosa muestra de dominadores del espacio vital, el gruñido, la dentadura fuera en claro aviso de lo grave de un hueso de mamut incrustado en el cráneo. La mierda en su esencia como materia prima es la más clara expresión de un todo , ritual tribal del alumbramiento de una nueva " matria" que abarca la tierra entrañable hasta el horizonte azul del Mediterráneo que cantaba aquel joven singular cuando todo parecía un remanso de paz y de concordia. Y después los susurros llegaron a enmudecer el paisaje, el tambor de hojalata, el griterío, los nuevos profetas, los garbanzos negros revestidos de héroes, aventureros y mentirosos engrandecidos como hombres de bien, la llaga abierta, las bendiciones heréticas, los falsarios, la corte incondicional, el apocalipsis de excrementos y vómitos y la explosión de una realidad violenta que se nutre del miedo. Y la noche cubrió su negro manto a la esperanza que vuelve a la caja de cerillas de antaño.

Realmente se siente en la dermis, se llega a comprender el deseo tan abismal y enfermizo de la naturaleza humana para destruir lo más elemental. Basta leer a Kubrick y pasearse por avenidas y calles de ese país ensoñado y hermoso.

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