Tribuna

Jorge Caparrós

Abogado

Educados bajo la alfombra

Y por último unos hijos que no malinterpreten el cariño y protección de unos padres, creyendo que con ello tienen un seguro que les permite actuar de cualquier manera

Educados bajo la alfombra Educados bajo la alfombra

Educados bajo la alfombra

Allá dónde vamos la educación es un tema distinto a todos los demás. Tratamos la educación como la búsqueda de un responsable o culpable de su mala calidad. Y nos olvidamos de que la educación no es cuestión de responsables… Los padres culpan a los profesores, los profesores a la junta directiva, y esta a los políticos, que culpan al sistema en general como si fuese un ente vivo y compuesto de la televisión, la música y la cultura en general que destruye a nuestros hijos… En la búsqueda de gallinas o huevos hemos olvidado darles comida o calor para mantenerlos. Y el resultado es una educación en caída libre.

Hemos olvidado la receta de la educación y eso nos ha llevado a copiar la de otros, provocando un sabor que ni sacia ni gusta, pero entra y por tanto, nos conformamos con ingredientes que descuidamos. En la cocina del conocimiento debemos dejar de lado productos caducados y promover algo más original inspirado en cómo se hace en otros lugares, pero sin olvidar nuestra receta tradicional. Esto es:

Unos políticos menos preocupado en el mercado y más en quien ajustará las cuentas del mismo llegado el momento. Que deje de llevarnos a una malsana competición que van desde el parvulario hasta las "oposiciones", dejando caer a los que podrían haber sido grandes jueces y profesores, por tener menos memoria que uno de los que llegue a serlo. Que no remita su responsabilidad a una cultura, sin pensar antes, que ellos nos llevaron a lo que es hoy día. Culpando a una televisión, que permiten que actúe a sus anchas, dentro y fuera del horario adecuado. En su responsabilidad, su ingrediente perfecto se logra cultivando desde el principio a los que serán los educadores del mañana, dándoles toda la atención que merecen para que cuando estén maduros puedan transmitir toda esa preparación a las generaciones venideras.

Una junta directiva que piense más en calidad que en cantidad y que no se sienta tan presionada en parecer un ingrediente con un buen color (para poder tener derecho a una buena subvención), y piense más en el sabor. Una junta capaz de ocultar y mentir para garantizarse la misma cantidad de dinero el año próximo, que piense más en números, que en las personas que hay tras ellos, no es más que un ingrediente podrido con colorantes y conservantes suficientes para que no podamos exigirles responsabilidad cuando andemos vomitando ignorancia.

Unos profesores que no cedan al ábaco de la junta directiva y que no se esfuercen en parecer un producto fresco, que esté seco en su interior. Que luchen contra el envasado sistema y no aplaudan las huelgas de alumnos desde sus casas, sino que los guíen en las mismas. Que no vean aplastada su originalidad para educar, ni cedan al tradicionalismo del consentir un mal comportamiento, dejándolo sin castigo por el miedo de la Junta Directiva a mostrar un producto como realmente es. En su miedo, silencio y sensación de confort se encuentra parte de ese pobre sazonamiento educativo que vivimos hoy en día.

Unos padres que sean más educadores que guardaespaldas. Que como reyes de su casa no adoren a falsos ídolos, a los que llamar hijos, y enseñen que el camino a un producto estable no pasa por otra sartén que no sea la suya. Que otros sazonarán o endulzarán su producto pero que un buen sabor se consigue dándole, desde su fase más tierna, la atención y dedicación suficiente para que cuando lleguen a la fase de "dejarlo hacer a fuego lento" (unos catorce años aproximadamente) sean personas. Ruego a los que se planteen procrear, piensen seriamente en que tendrán de trabajarlo y no esperar que su desatención lo repare el siguiente en la cadena.

Y por último unos hijos que no malinterpreten el cariño y protección de unos padres, creyendo que con ello tienen un seguro que les permite actuar de cualquier manera. Formaros a vosotros mismos como personas independientes y autosuficientes, o de lo contrario el mañana llamará a vuestra puerta y no estaréis preparados para invitarle a pasar.

La receta de la educación es un plato compuesto por sacrificio y esfuerzo, pero sobretodo por la dedicación y el cuidado de todos y cada uno de sus ingredientes. Y de ese arduo trabajo surgirán los constructores las leyes, normas y la justicia en general. Defensores y creadores de ideas, que en menor o mayor medida, pero sin excepción para ninguno, constituirán el futuro.

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