Tribuna

José María Martínez de Haro

Escritor y periodista

Ética para una democracia

Ética para una democracia Ética para una democracia

Ética para una democracia

Vivimos un momento clave para la historia de España, conscientes de asistir a un proceso de ingeniería política y social propiciada por la conjunción social comunista que gobierna España. Las herramientas que la democracia ofrece a quienes se oponen al desmontaje del régimen constitucional del 78 son las propias de cualquier democracia, las urnas y una adecuada actitud parlamentaria en el Congreso y el Senado de parte de los partidos en la oposición censurando y cuestionando acciones de gobierno que se sitúen por encima de la Ley o pudieran alterar el bien común desde hace cuarenta años.

Hay sin embargo un claro desequilibrio entre los dos bloques políticamente constituidos; las izquierdas han formalizado un acuerdo que las une en su destino inmediato olvidando diferencias ideológicas e incluso desafectos y agravios más recientes. El "pragmatismo" mostrado por PSOE , PCE y Podemos raya el puro cinismo y no oculta un ansia obsesiva de poder, por ambición egocéntrica o por necesidades más groseras y pecuniarias que desvían sus proclamas virtuosas en el caso de la pareja Iglesias - Montero que es exactamente el ejemplo contrario al mensaje de clase hacia los desfavorecidos. Resulta paradójico que aquellos políticos que más se esfuerzan por aparentar una inquietud social a favor de la igualdad y la solidaridad sean precisamente; Rodríguez Zapatero, Pablo Iglesias e Irene Montero y una nutrida tropa adherida al poder y que han logrado alcanzar a través de la política cotas de altísimo nivel económico aceptando incluso desorbitados salarios y prebendas de las arcas públicas junto otros sucios intereses en Venezuela que hasta ahora se desconocen en su exacta dimensión. Los apóstoles del comunismo igualitario son ahora mismo los nuevos capitalistas en ostentación pública de mansiones, piscinas, coches de alta gama, personal de servicio, etc. etc. Son las paradojas de estos falsos salvadores del bien social que se perciben en su triste y falsaria realidad. Las derechas y el centro hacen lo que suelen hacer, es decir agotar sus energías en distanciarse más aún y dejar a millones de votantes entre la frustración y la desesperación. La incapacidad de la derecha tradicional por la batalla del voto está muy probada, la de la ideas quedó arrinconada en algún desván de la calle Génova. Y si en ciertas ocasiones han logrado gobernar fue esencialmente por fracasos en el área económica o corrupciones de la izquierda establecida. Si alguien tiene curiosidad que lea los discursos parlamentarios de aquella Alianza Popular y UCD. El desafecto en las relaciones entre Manuel Fraga y Adolfo Suarez continuó hasta el final de UCD y se saldó con la merecida y arrolladora victoria del PSOE con Felipe González en 1.982. Poco ha aprendido esta nueva generación de políticos desde PP hasta VOX respecto a la estrategia. Menos aún el arte de navegar en aguas tormentosas. Y así parece cierto que el terreno se muestra propicio a profetas de pacotilla que hacen gala de una verdad única e incontestable que ciertamente está dando bastante rédito electoral. Sin embargo, algunos de estos profetas están dejando una huella de su verdadero ser, un ejemplo de manual; el Necio de la Sonrisa Azul. Y podrán decir, pacientes lectores, que ocupo demasiado tiempo escribiendo sobre el Necio. Y tendrán razón. Ocurre que los hechos más recientes avalan lo que ya se sospechaba y en atención a ello habremos de guardar memoria del Necio porque día tras día continúa esforzándose en ser permanente actualidad. Desde hace años, como Embajador in pectore del tirano de Venezuela, apoyando sin pudor democrático o personal una cruenta dictadura. Sus manejos están apareciendo en medios informativos de Venezuela, de EE UU y de España, con la excepción de los medios afines a la dictadura venezolana alentados en su silencio vergonzoso aquí en España como factura por acercamiento espurio al poder establecido; Iglesias-Sánchez, en este orden. Resulta patético que España haya de trasladar esa imagen de bananarismo activo de parte de un ex Presidente del Gobierno que de manera incomprensible dice haber viajado 38 veces a Venezuela y pretende dar lecciones de ética política a Felipe González, su compañero de partido y memoria digna y viva del socialismo español y europeo. Si hemos de atender el análisis diversos periodistas venezolanos; Jaime Castillo, Ibeyise Pacheco, y del más prestigioso comunicador radiofónico en Miami, Jaime Bayli, la labor del ex Presidente español en Venezuela evidencia unas relaciones muy estrechas con el régimen dictatorial y dejan la sospecha de intereses oscuros que podrían ponerse al descubierto con un cambio de régimen en Venezuela. Así está ocurriendo con la trama de corrupción que afecta al que fue Embajador de España en Venezuela, Raúl Morodo nombrado, !¡ oh casualidad ¡!, por Rodríguez Zapatero, y acusado de llevarse 35 millones de Venezuela . Este dinero que está siendo investigado por la policía proviene de la compañía petrolera estatal de Venezuela PDVSA y hábilmente ha sido esparcido en varias cuentas bancarias en diversos paraísos fiscales. Todo ello requiere una debida explicación porque tanto unos como otros están actuando de manera explícita a favor de una tiranía donde según la ONU se encuentran pruebas de violaciones de los derechos humanos, represión y criminalización de los políticos opositores. Por este solo motivo los políticos españoles en el poder o en la oposición carecen de la elemental ética democrática y personal defendiendo a este régimen y ponen en cuestión el carácter y objetivos de su representatividad en el Parlamento o en el Gobierno de España. Enlaza lo anterior con la reciente visita a España del Presidente encargado de Venezuela reconocido por España, Juan Guaidó. Y causa alarma el esperpento protagonizado por el Ministro español de Fomento José Luis Ábalos y la Vicepresidenta del Gobierno de Venezuela en territorio español (aeropuerto de Barajas, Sala VIPS).Las versiones trucadas sobre ese encuentro de Ábalos pasarán la historia del ridículo y dejan al Gobierno de España en la lista de un país poco creíble y menos fiable. De este enredo y sus posibles consecuencias para las relaciones internacionales del Reino de España podrían dar cuenta en el Parlamento español los instigadores en la sombra de este viaje fantasma que están señalados con nombres y apellidos por periodistas de investigación en los medios informativos españoles. Resulta de todo esto un relato de verguenza y probio a las señas de un país democrático como España. La cuestión de fondo es sencilla, una democracia sin ética pública y privada está llamada al fracaso. En tanto se acepten socialmente estas actitudes y se las considere como una necesaria factura por la complejidad política en que se mueve este gobierno, sus pactos confesos e inconfesos, estaremos cavando la fosa donde quedarían sepultados los mejores esfuerzos de un país por recuperar su prestigio y honorabilidad.

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