Tribuna

Javier Pery Paredes

Almirante retirado

Felicitaciones de Pascua

Pero, tanto, tanto se mira lo que sucede en la media circunferencia parlamentaria que se deja de escuchar el discurso

Felicitaciones de Pascua Felicitaciones de Pascua

Felicitaciones de Pascua

Un buen amigo, cuando le decía que la cosa se parecía a un circo, solía responderme que era un circo. Lo decía en americano (It´s not like a circus, is a circus) por aquello de que dominaba la lengua estadounidense, que es el inglés que se habla al otro lado del Atlántico. Algo parecido a lo que sucede con el español, el castellano que se habla fuera de España. Remachaba así que las cosas son lo que son, por más que en ocasiones creas que sólo lo parecen.

La apariencia y la verdad se confunden en las buenas personas. Es lo que da solidez a sus gestos que normalmente requieren de pocas palabras. Por el contrario, la una se aleja de la otra en quienes usan la maldad en su forma más aberrante, la mentira, y cargan su sinrazón con una interminable secuencia de adjetivos donde la sustancia se pierde en el fondo del caldero. Todo para contar nada o menos todavía.

Por más que parezca un circo, donde actúan histriónicos payasos, arriesgados trapecistas y circunspectos directores de pista, ese semicírculo de la Carrera de San Jerónimo, al que llaman hemiciclo, nunca podrá serlo porque el circo es una cosa muy seria y, por ironía geométrica, es sólo la mitad de un círculo. Sin embargo si que parece un anfiteatro para representación de funciones matinales, o de sesión continua, donde la palabra deja de estar al servicio de la razón y donde el tiempo frente a la cámara de televisión da la cuota de poder.

Desconozco el rostro de Castelar o cómo vestía Segismundo Moret, ese paisano que tenía un monumento en Cádiz cerca de una de las puertas del muelle frente a la desaparecida Comandancia Militar de Marina. A ninguno de los dos se les vio por televisión, obviamente. Lo que sí se sabe es lo que dijeron a los parroquianos para convencer, o no, sobre sus políticas, porque así consta en los diarios de sesiones. Al igual que entonces, ahora las palabras figuran en la crónica oficial parlamentaria, pero pocos las leen. Se prefiere tomar imágenes seleccionadas de televisión para recortar lo que deja de gustar y mantener lo que se quiere subrayar. Una sutil forma de autoengaño que permite sestear sin preocupaciones. Pero, tanto, tanto se mira lo que sucede en la media circunferencia parlamentaria que se deja de escuchar el discurso. Al final las palabras se pierden en el olvido y se quedan únicamente las imágenes. El hemiciclo se convierte en un plató donde se muestran figurantes, en un rol preescrito donde el apuntador del grupo parlamentario alza la mano con uno, dos o tres dedos en alto, para que digan si, no o ni fu ni fa, una manera elegante de expresar indiferencia: ni me interesa, ni me importa.

Ya se sabe que depende de quién lo diga, el sí, el no o el quizás tienen muy distinto significado. En un acto de sinceridad, a raíz de participar en una reunión de la cada vez más multitudinaria Comisión Interministerial de Política Marítima Internacional, un amigo del servicio exterior me largó el chascarrillo del que sólo ellos pueden reírse: "Cuando un diplomático dice que sí es quizás, si dice quizás es que es no y si dice que no, no es diplomático". Me apliqué el cuento e hice el mismo juego de palabras ajustadas al militar. Le respondí que "Cuando un militar dice que sí es sí, si dice que no es no y si dice quizás, no es militar". Ambas verdades se cumplen con exactitud.

Y todo este paseo por la apariencia, la verdad y el juego de palabras para llegar al día de la Pascua Militar, postrero a un debate en el Congreso de los Diputados, donde oí las mismas palabras pero, a tenor de las imágenes, deben tener diferente significado. De lo contrario, resulta difícil de entender. Me refiero a "ser reflejo de la sociedad". En nada se asemeja la vida política en la cámara donde reside la soberanía de la Nación española con el retrato de la familia militar en casa del primer marino y soldado de España, que es como decir el máximo servidor de la Patria. Será que, para poder casar las dos imágenes, hay que jugar con las palabras y aceptar que, en ocasiones: "Cuando un político dice sí es no, cuando dice que no es sí, y si dice quizás, si es político".

En cualquier caso, además de pensar en este desconcierto, debo agradecer la real felicitación que recibí hoy y espero que la próxima vez sea el militar más caracterizado el que felicite a Su Majestad directamente, sin intermediarios, por la Pascua y por el servicio que presta a España.

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