Tribuna

Domingo Nicolás

Poeta

Frágiles

Exposición de Damián Retamar en el Centro de Interpretación Patrimonial

Las obras de la muestra están realizadas con pigmentos ecológicos y técnicas mixtas

Las obras de la muestra están realizadas con pigmentos ecológicos y técnicas mixtas / D.A. (Almería)

¿Cuántas formas. Cuántos registros o búsquedas o dimensiones admite la fragilidad? ¿Cuánta poética. Cuánta verdad y cuánto ventolero orgullo puede generar el escueto equilibrio de los desplazados? Tras su memorable paso por Extremadura, (22-1-20), y siguiente éxito en Córdoba (13-2-20), la sorprendente y ajustada muestra pictórica de Damián Retamar llega al Ayuntamiento de Almería, Sala Jairán, en el Centro de Interpretación Patrimonial, (Plaza de la Constitución), donde se inaugura, queda expuesta y abierta desde el pasado 6 de marzo hasta el próximo día 30 de marzo, inclusive. Idéntico –al inicial planteamiento– es el cuestionario que justifica la sobria y ajustada presencia del pintor extremeño en nuestra tierra. Evidencia un intenso alarde de compromiso y de sabio hacer pictórico inherente a la razón incitante y sugestiva de la fragilidad desde una oportunidad interactiva entre la pintura y a la literatura, es decir, de un paisaje pictórico-literario por todo el territorio dramático de la actualidad universal.

La muestra viaja complementada con textos de relevantes figuras de la sociedad, (Poetas, escritores, cantautores: Amancio Prada, Ángel García López, Luis Pastor, Pepe Viyuela, Padre Ángel, Luis Alberto de Cuenca), lista acreditada de análoga finalidad, que en nuestra tierra aumenta nómina con nombres de excelentes poetas, como el de José Antonio Sáez, Virginia Fernández, Diego Alonso quien, con tanta tristeza como ternura, aborda su función en el poema de propia autoría –honda y consecuente con la acechanza de aquel buitre ávido, aquel tras del niño de color y desnutrido: ”Son sus piernas como alambre ¡Por hambre!/ ¿Quién le ha tocado en su suerte? ¡La muerte!/ ¿Qué le ronda en su cabeza? ¡Tristeza!/ Pues, si reina la pobreza/ en el negro continente,/ comprende lo que se siente/ con hambre, muerte y tristeza”. Fagilidad. Comprobamos que la treintena de obras de la exposición está realizada con pigmentos ecológicos y técnicas mixtas, como ocurre en la propia mixtura que contiene el éxodo, la inmigración, la despedida, el abandono.

También el cartón recopilado de los contenedores es utilizado como soporte; reciclaje montado sobre bastidores de madera igualmente reciclada. La idea es plasmar composiciones a partir de materiales de desecho, tal y como parecen estar siendo considerados por la sociedad los propios seres representados en las obras de Damián Retamar. Fragilidad.

Así mismo, la del ramaje seco, o la del perrillo abandonado, –me habla ahora Sáez–: “…El perrillo que husmea y se acerca medroso/ a gentes, que lo ignoran tiritando de frío,/ no busca solo algo que llevarse a la boca/ sino el calor o el silbo de una voz que lo invoque/ y que le salga al paso…/ La mano que acaricie/ su lomo, las palabras/ que con amor lo acojan y aseguren que el mundo/ es lugar habitable./ Y que puede quedarse/ en la noche cerrada/ al amparo de un amo. Fragilidad.

El diálogo junto al pincel, nos lleva hasta el latido de los habitantes de los márgenes, contiguos en extremo: ‘soldados de lo precario entre los silencios de la espesura, la dignidad del anonimato y las sombras de siempre, Fragilidad: débil inconsistencia, vaivén o pesar o tambaleo… En cada calle, en cada línea del mundo, –intensidad y compromiso–, hay un ejército de frágiles, que entre sí no se ven y quizá nunca se vean, víctimas o derivas del olvido o la mentira, del frío o el desconsuelo… Saben el lenguaje de las esquinas y el color de cada hora.

Alguna vez, cuando se rompen, salen en las noticias. Así pues, insisto, se trata en este caso de un proyecto, a la par pictórico y literario, con enfoque al despertar de la sensibilidad y empatía del espectador frente a seres humanos y animales que por diferentes motivos y circunstancias se encuentran actualmente en situación sombría de fragilidad y de vulnerabilidad. Parte de la muestra, se dedica a la figuración de personas, que por distintos motivos, se encuentran en situación de inconsistencia social, cultural, económica… y en otra secuencia de la misma se muestran animales –incluso plantas– en peligro de extinción, ¡situación inminente del quebranto!

En su itinerancia, para contribuir a dar amplitud estatal al proyecto, –rotando ya en ejecución material–, una serie de escritores cordobeses, y ahora almerienses, se han sumado a la inicial tarea de cauterizar con sus textos, amparando esta idea abierta de la fragilidad, contribuyendo a propiciar un advenimiento de nuevas actitudes sociales ante tales evidencias de desamparo, confiriendo oportuna dimensión a semejantes dramas situacionales.

Convendría advertir,-corazón/ pensamiento–, que la historia desnuda, al desamparo propio, de nuestra dormida actualidad, solo sería posible a través del lenguaje revelado, –apocalíptico–, frente a los ángeles, los de las siete iglesias: “La vida está al desnudo,/ ángel, está al desnudo. Y compasión merece…/ Y evoca tu mirada: -perdonar es vencer, como no amar sufrir–. Toda nuestra mirada merece de tu código o colirio, alba en que sea posible/ advertirse en el beso de quien ama, Ángel de Laodicea/ …Trasmine la ignorancia tu mirada/ y convierta y anime a quien buscó y aguarda,/ y aún, llamando a tu puerta, persevera…/ Y ve que se abre y pasa, y se sienta a la mesa, bebe y come/ pan con el vencedor, –que vencer es amar, y que amar es sufrir no solo en sueños…/ La vida está al desnudo… -‘Di por qué te deshaces, porvenir de belleza que ya estabas en la ilusión del mundo’… Y alguien con voz de madre le responde: –Trozo humilde de pan que, miga a miga, viaja hasta tu vientre y entretiene tu hambre./ Trozo tibio de pan, prisionero de tu diminuta mano atenazante./ Trozo de pan que alivia tus encías./ Trozo de pan mojado, que, miga a miga viaja hasta tu vientre y entretiene tu hambre./ Trozo de pan de mi alma en vilo, temerosa hasta que lo hayas ingerido./ Trozo de pan humilde, universal mensajero del amor.

¿Cuánta poética. Cuánta verdad y cuánto ventolero orgullo puede generar el escueto equilibrio de los desheredados?

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